ENTREVISTAS

JUAN REVELO

UN PEREGRINO DE TIERRA Y MAR



Un día llegamos caminando
Huyendo del estrepitoso laberinto.
Dejamos atrás nuestras lágrimas
Y nuestros viejos recuerdos
Pero éstos nos siguieron como lobos
Aullándonos por dentro.
(Juan Revelo Revelo)

A Cartagena, al mar de Cartagena que ha sido cantado tantas veces, Juan Revelo regresa después de diez años cuando en aquella época tuvo la excelente idea de hacer una antología de poesía colombiana, para reunir a los autores que quizás no habían tenido la oportunidad de dar a conocer su obra. Esta idea le nace después de asistir a reuniones, recitales y encuentros diversos con escritores colombianos. El resultado de ese trabajo fue el libro “Voces de Fin de Siglo”, lanzado en el año 2000, en esta ciudad.
Quizás al llegar a Cartagena,  evocó alguno de sus versos del poema “El reencuentro”: Hoy por fin la vi/ después de muchos años. / Su mirada curiosa pegada a la euforia/ y su voz.../ había tanto que contar…
Procedente de Medellín, invitado al Festival Internacional de Poesía de esa ciudad, en compañía de sus amigas poetas: Socorro Mármol Brís (española) y Graciela Paoli (argentina), acepta mi invitación para presentar un recital poético y a su vez hacer el lanzamiento del libro “Búsquedas y encuentros - Poemas a seis voces”. “Escrito por seis poetas residentes en ciudades lejanas –desde Madrid, España, hasta La Patagonia, Argentina-, una verdadera joya literaria y una invención en la forma de escribir la poesía moderna”, como anota su editor Caza de Libros.
Juan Revelo, poeta, escritor y periodista. Fundador y Director del Taller de Poesía “Octavio Paz”, y del Taller de Narrativa “Juan Rulfo”. Promotor cultural y conferencista sobre temas de Literatura Latinoamericana y Gestión empresarial en universidades de Argentina, Ecuador, Colombia, México y Venezuela. Fue asesor de Cinterfor, OIT en Buenos Aires, y Asesor de la UNESCO en París, La Habana y México. Es Ingeniero, con maestría en Administración de Negocios de la Universidad Autónoma de México; se desempeñó como Gerente Regional del SENA en los departamentos de Nariño y Bolívar y dirigió programas de capacitación profesional de los recursos humanos en esas dos regiones del país. Actualmente es miembro de la Fundación Cultural Latinoamericana y del PEN Club de Colombia.
Es autor de los libros: “El baúl de Mercedes Saluzo” (Novela); La gitana Iselda” (Cuentos); “Páginas al viento” (Ensayos); “Sabrina” (Relatos); “Los ojos del Recuerdo”, “Desnuda soledad” y “Nuevas Voces de fin de Siglo” (Poesía). Actualmente tiene en preparación el poemario “Metempsicosis” y el libro de cuentos infantiles “Lo sueños de mi abuelo”. Empecemos por su llegada a Cartagena el 7 de julio de 2011.
LC- Sé que usted vivió por varios años en Cartagena cuando ocupó el cargo de gerente del SENA hace treinta años, quedando impregnado de la brisa marina. ¿Le gusta esta ciudad?
JR- Me fascina venir a Cartagena de Indias, nunca he visto una ciudad en el Caribe o pegada al mar, donde las mujeres vistan de forma tan elegante y sean tan alegres. Me encanta la belleza y la calidez de las cartageneras, y la hospitalidad y la actitud amistosa de toda su gente. En esta ciudad, siempre he sido recibido con amabilidad.
LC- ¿A su arribo reciente se encontró con alguna anécdota  característica de esta región?
JR- Cuando descendimos del avión, a eso de las cuatro de la tarde, en la sala donde se recogen las maletas escuchamos, de pronto, el canto de un gallo. Mi amiga, la poeta española Socorro Mármol, que viene conmigo, me queda mirando y me pregunta sorprendida: “¿eso es una grabación?”. Y le respondo: has entrado en el mundo garcíamarquiano, y le pido que observe la banda transportadora. Allí, una jaula daba vueltas con un gallo de pelea en su interior; un gallo imponente y caribeño, con plumas brillantes y rojizas.
LC- ¿Qué autores o libros lo marcaron y le abrieron la posibilidad de incursionar en el vasto mundo de las letras?
JR- Qué bueno encontrar esta pregunta en este momento y aquí en Cartagena. A ver… Mi padre fue rector de un colegio y a la edad de ocho años, cuando hice la Primera Comunión, los amigos de él, la mayoría docentes, fueron los invitados. Mi padre les había dicho que a mí me gustaba leer desde muy pequeño. Yo quería que me regalaran carritos de cuerda, muchos carros, pero ellos se pusieron de acuerdo y cada uno llegó con un libro de regalo.
LC- ¿Se sintió frustrado?
JR- Yo quería mis carros, y aunque, en verdad, me fascinaba leer, agarré esos libros y los dejé por ahí, un poco olvidados.
LC- ¿Cuál fue entonces su inicio como lector apasionado?
JR- A los diez años, dos después de la de la Primera Comunión, busqué aquellos libros que me habían regalado. Eran adaptaciones, para niños, de obras de Shakespeare. Ese fue el comienzo que me marcó para siempre: Romeo y Julieta, Hamlet, el Rey Lear, La fierecilla domada… También, otro más, que a esa edad era demasiado para un niño, El Quijote de Cervantes, también en una bella adaptación infantil. Desde entonces, estoy convencido de que a los niños hay que llevarlos hasta los grandes autores pero a su nivel; para que lo atrapen y a partir de ahí empiecen a leer lo que tú quieras.
LC- Se define como un peregrino de tierra y mar, quizás porque ha tenido la oportunidad de viajar a muchos países. ¿Su estadía en México por varios años marcó en gran parte su desarrollo en el ámbito literario? Cuéntenos algo de esa experiencia.
JR- Como tú me decías, de pronto se conectan los hechos de la vida en forma misteriosa y mágica. En México, como Ingeniero que soy, fui contratado para ocupar un cargo directivo en la Coca-Cola. Y allí, inesperadamente se me presentó la oportunidad de asistir a un taller literario con importantes escritores. Desde entonces empecé a trabajar en dos mundos: El mundo de ejecutivo y el mundo del escritor. En la empresa nunca supieron que yo era escritor y en los talleres, nunca supieron que yo trabajaba en una multinacional.
Para mí, ir a esos talleres desde mi sitio de trabajo significaba recorrer toda la ciudad durante casi una hora, porque éstos se hacían en la Colonia Roma, donde vivía Octavio Paz. En la Ciudad de México con veintidós millones de habitantes era una odisea hacer este recorrido, pero mi interés literario era tan grande que nunca dejé de asistir. Ahora me complace haberlo hecho.
LC- Lo escuché mencionar a un gran escritor mexicano Edmundo Valadés. ¿Quién fue él en su vida?
JR- Edmundo Valadés, fundador de la revista más importante en el género narrativo de la lengua española en el Siglo XX, “El Cuento”, que publicó durante treinta años, dirigía talleres literarios, y en el año 1979, me invitó a asistir a uno de ellos. Aún tengo en mi mente, grabadas sus palabras al iniciar el primer día: “Los talleres literarios, sean de narrativa, poesía, o ensayo, no son escuelas para enseñar a escribir”. Te digo Lidia, que a mí me gustó eso. Después continuó: “Los talleres son foros, donde cada uno de ustedes, traen un trabajo para analizarlo; le hacemos observaciones y lo criticamos literariamente. Sólo existe un requisito: Todos deben ser receptivos a la crítica constructiva, y respetuosos con las opiniones de los demás”. Fue la primera condición para pertenecer a ese taller de narrativa.
LC- ¿Acaso había más condiciones?
JR- Sí, la segunda condición era que debíamos sugerir el nombre de un escritor contemporáneo que hubiésemos leído ampliamente y que quisiéramos tener en el taller. Con la lista de nombres se haría una elección democrática y después se intentaría invitar a quien escogiéramos por mayoría.
LC- ¿Cuántas personas integraban el taller?
JR- Éramos veinte personas, y los más curioso fue que quince escribimos el nombre de Juan Rulfo. Lo que todos desconocíamos era que Valadés, era amigo de Rulfo desde su juventud; amigo literario y de parrandas. Y entonces, no fue difícil que aceptara la invitación y todos quedamos encantados ante la posibilidad de que ese gran escritor compartiera sus experiencias y conocimientos con nosotros.
LC- ¿Desde ese momento usted hace conexión con Juan Rulfo?
JR- Sí, desde ese momento se intensifica la conexión que había empezado con él, años atrás, cuando leí por primera vez, sus obras. No me importaba recorrer toda la ciudad para llegar a su encuentro. Yo pensaba que si no aprovechaba ese golpe del destino de tener la oportunidad de estar cerca del gran maestro para aprender a su lado, cometería el gran error de mi vida. Como dices tú, Lidia: “Hay que aprovechar esos momentos, porque una cosa es estar en un taller y hablar y hablar sobre lecturas y técnicas y otra es estar con un gran escritor y hablar de sus experiencia, de su mundo y de su vida”.
LC- Lo que significa que ustedes después del taller se iban a continuarla a otros sitios.
JR- (Sonrisas). Cerca del lugar en donde se desarrollaba el taller, en la Colonia Roma, quedaba un bar, creo que se llamaba “La Habana”. Recuerdo que el primer día que llegamos allí, todos querían atender a Rulfo. Lo amaban en ese lugar. En las cantinas –como así llamaban en México a los bares–, prevalece aún la tradición (como la que se mostraba en algunas películas de Pedro Infante), que apenas llegas, te sirven alguna “botana”, que es algo para comer. Es una estrategia para que no te emborraches y sigas consumiendo bebidas. A Rulfo lo trataban en forma grandiosa. Ese primer día nos sentamos en una esquina que era la preferida de él y ahí nos contó el primer cuento.
LC- ¿Era realidad o ficción?
JR- Si era realidad o ficción, no lo sé, porque la mayoría de los escritores, con su capacidad de imaginación, suelen tejer una gran cantidad de historias sorprendentes, y Rulfo era un maestro para la invención, un creador poderoso. Lástima no haber tenido una grabadora en ese momento para grabar a Rulfo. Empezó su historia y dijo “Aquí, en esta cantina yo conocí a Fidel Castro. En esta cantina se fraguó la revolución cubana y aquí se planeó toda la estrategia que utilizó Castro para derrocar a Batista”… Y siguió con esta historia y de allí pasó a la historia de la guerra que tuvo que vivir y sufrir en su niñez, cuando, yo creo, comenzó su visión de vida y muerte, de soledad y desesperanza, que aparecen reflejadas en su novela “Pedro Páramo”. ¿Ves, por qué puedo concluir que el taller más importante y enriquecedor que tuve con Rulfo no fue el de la técnica propiamente dicha, sino el de sus conversaciones y anécdotas?
LC- Pero… ¿alguna técnica tuvo que enseñarles?
JR- Aprendí de él, como técnicas de escritura, dos cosas. La primera, él decía: “Cuando estés escribiendo, mete lo que escribiste en un congelador imaginario; y después de que el tiempo pase, lo sacas de ese congelador, lo vuelves a leer y entonces… Ojo con lo que vas a encontrar”. Este es un gran consejo sobre la necesidad de las segundas y terceras lecturas. Un maravilloso consejo para todos los escritores.
La segunda técnica que nos compartió fue la siguiente: “No se afanen en publicar. Publiquen sólo lo que han revisado muchas veces, porque lo más peligroso para un escritor es sacar un libro y después arrepentirse de haberlo hecho, al descubrir, por ejemplo, algún error que pudo corregirse”. Recordemos que Rulfo fue un perfeccionista y sólo publicó dos libros: “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”, y con esos dos únicos libros, pasó a convertirse en uno de los más grandes escritores de lengua española de todos los tiempos.
LC- ¿Recuerda a algún escritor reconocido a quien le haya pasado lo de arrepentirse?
JR- En este momento no recuerdo quien se haya arrepentido, pero si tengo presente el caso de Jaime Sabines, quien revisó su obra varias veces, especialmente su libro “Poemas sueltos” en donde están “Los Amorosos”. Tengo todas las ediciones de ese libro y en cada una se aprecia el trabajo de revisión que él le hizo, hasta la última, la quinta edición, que le quedó perfecta.
LC- ¿Para qué cree que sirven los talleres?
JR- Para enseñarte a escuchar las voces de otros, y para aprender a ser receptivo cuando te corrigen algo.
LC- ¿Qué libro salvaría del diluvio?
JR- Déjame que salve a tres: Los Miserables de Víctor Hugo, Macbeth de Shakespeare y La Guerra y la paz de Tolstoi
LC- ¿Alguna recomendación para la generación actual de escritores jóvenes?
JR- Que lean a los grandes maestros en cada género literario; que escriban con emoción y cerebro; que revisen exhaustivamente lo escrito y que publiquen únicamente lo mejor.
LC- ¿Qué se lleva de Cartagena en esta ocasión?
JR- El deseo de regresar pronto, para encontrarme de nuevo con amigos, lugares y recuerdos entrañables que uno revive cada vez que llega aquí, especialmente cuando nos ponemos a contemplar la ciudad, el mar y este cielo de crepúsculos que parecen un milagro.
LC- Después de esta trayectoria, del camino recorrido, de sus pasos en esta tierra, ¿recuerda algunos versos que se relacionen con su vida misma?
JR- Mis versos, como los de muchos poetas, son de por sí un recorrido, un camino, un canto a las experiencias de la vida. En mi caso, hay algunos versos que encierran algo de esto y que se pueden aplicar a todos los seres humanos cuando los años pasan. Están en el poema “Los ojos del recuerdo” y dicen al final: “Crecimos con el siglo y nos volvimos viejos/ cumpliéndose el proceso irreversible./ Se marcharon un día nuestros hijos/ mientras esperábamos la muerte./ Pero los ojos de los recuerdos/ siempre permanecieron allí/ mirándonos fijamente/ como voraces lobos hambrientos.”


WINSTON MORALES CHAVARRO.

EN BUSCA DE LAS VOCES DEL CAMINO

Para llegar y penetrar tantas verdades
para viajar y conocer tantas orillas
basta entregarme a la pasividad de los espejos
a la quietud aparente de sus aguas.
(Winston Morales Chavarro)

De una sencillez insondable, distinguido por ese don de gente, Winston Morales, nos atrapa, nos sorprende y nos embelesa. Sus encuentros y desencuentros, la representación de las voces del camino, los vuelcos gloriosos, místicos, lo convierten en un ser etéreo, un indiscutible poeta, que expande luminosidad a través de su sentir. En su percepción de lo cotidiano, nos transporta a través de sus emociones, a un estado superior, en esa intuición permanente del ser, que juega un papel preponderante en la búsqueda de lux.

Su personalidad poética, penetra el cosmos de manera jubilosa, hilvanando cada palabra en forma apacible, llegando a convertir su inspiración, en cánticos celestiales.

Su yo interior está en constante movimiento, sin premeditación, impulsado simplemente por esa fuerza que lo incita a ser él mismo.

LC: Bien nos manifestaba Jean Paul Sartre en una de sus paradojas: “el hombre es un caos con el ajeno”, ya que el otro siempre nos está condicionando infatigablemente, al señalarnos con el dedo inquisidor, poniendo límites, juzgando.

Si este mundo es de todos y para todos, ¿qué es lo que ocurre en este sentido?

WM: El principio de incertidumbre no puede ser más claro: cada uno introduce una variable de indeterminación en lo que observa. Pero tal y como lo afirmaba Kant (No saber nada de la cosa en sí) me atrevería a decir que ni siquiera somos sujetos que modificamos el objeto, sino que en las relaciones humanas todos somos objetos observados por otros objetos. El otro no sólo nos delimita, sino que también –lo cual me parece aún mucho más grave- nos construye. El ser humano ama las etiquetas, las categorías. He allí la gran lucha del hombre: desvestirse de esos razonamientos extremos y fluir como el río (sin maleza, sin ruido, sin nombres). Eso que nos compone, eso que nos hace, que nos construye desde afuera (la cultura, la religión, la identidad) condiciona y determina lo que observamos, pero no sólo lo determina sino que lo elimina, lo suprime, lo anula. Todo aquello que sea diferente nos produce miedo, nos origina un odio, de allí la necesidad de poner límites. Sólo el hombre que es libre puede observar, mirar las cosas del mundo sin emitir juicios, sólo mirar.

LC: Usted es un ser de luz o lux, en sus poemas irradia un brillo en busca de la verdad, la libertad, el reencuentro entre la vida y la muerte.

Al descubrirse en el espejo, ¿cuáles caminos empieza a recorrer?

WM: El camino de la observación. Creo que la verdadera poesía es la de la experiencia. Puedes escribir los mejores versos, los más profundos, pero la poesía no es letra muerta, no debe serlo. El verdadero camino es el del ascenso, el del crecimiento, el de la revelación interior. Ese el camino que debe transitarse, y ese es el camino que procuro. Aniquirona ha sido mi guía, y su alumbramiento es hacia la desnudez (no de ropas sino de mente). Ante esa realidad me sumerjo, me desvisto de aparatajes, de roles, de títulos. Soy y procuro ser un ser humano. Un ser humano libre de categorías, de exceso de mente, de juicios.

LC: En su voz, se percibe una búsqueda del camino, hay un yo que lo detiene y otro que busca el regreso.

¿Siente acaso qué detenerse en retroceder?

WM: Detenerse es escuchar. La dirección es un acto occidental. No pienso en el ascenso o el descenso –sino es de espíritu-. Para mí el movimiento es un proceso del yo interior, pero no es un movimiento que contenga direcciones. Lo mío es expansión, pero de lux. Busco la expansión, hacia arriba, pero esta expansión no tiene dirección; incluso en la quietud, en la estática, en la no velocidad hay movimiento hacia adentro, hacia los adentros. De vez en cuando debo sacar la cabeza y situarme en un plano físico, terrestre. Debo permanecer en la realidad de una de mis partes; si rompo esa frontera, estoy fracturado como persona.

LC: A pesar de las vicisitudes por la que todos los seres humanos nos toca asumir en este trayecto terrenal, en sus versos hay una dulzura extrema, en medio de la implacable dureza de la vida.

¿Cómo se explica esta paradoja?

WM: La poesía es un espejo; la poesía es el habla del yo interior, del espíritu. La poesía, al igual que la música, es una de las pocas artes que no es artificio, por lo menos no desde el punto de vista del fondo. La forma puede ocultar muchas cosas, el fondo no. Si tú revisas mis libros de poesía, te das cuenta que todos son estados del Winston. El encuentro con Aniquirona, la descripción de su mundo, la incorporación de unos personajes nuevos, recreados en la oposición de una lógica del orden. Luego viene el matrimonio con un ser nuevo, renovado. Lámpara cifrada, por ejemplo, narra esa metempsicosis del Winston humano, un libro que nace de adentro, no de lo que se observa afuera.

LC: Busca las voces del camino para traducirlas… Pero, ¿Cuál es la manera de interpretarlas? ¿Acaso, en un idioma que va más allá de lo tangible e inteligible?

WM:

Leo la naturaleza a diario, miro el sol a los ojos. Una de mis tareas, sin que sea esto un método, es mirar al sol, y escudriñar las voces del camino. Creo que todo objeto, natural o no, tiene información. Las cosas pequeñas me revelan las cosas grandes: puedo encontrar la información del mundo, del multiverso todo, en un grano de mostaza. Ese lenguaje se interpreta a través de una mente ecuménica, conectada con el todo supremo. El inconsciente es un excelente lector de las cosas mudas, de las cosas invisibles y perdurables. Entonces entro en conexión con lo que no tiene forma, con aquello que permanece pero que se esconde. La poesía es un embudo que absorbe ese tipo de presencias.

LC: ¿Cuáles han sido sus obras literarias?

¿Hay alguna en especial que lo ha marcado satisfactoriamente?

WM: Mis obras literarias, más que ejercicios escriturales son experiencias oníricas, pero ante todo son la vida misma. Mi vida no va al margen de la poesía, de hecho, mi vida está determinada, marcada, encausada por la poesía. De tal modo que cada libro es la escritura de mi propia existencia; mis libros son las líneas de mis manos, de mis pies. Si quieres leer mi vida tendrás que leer mi poesía. Y todos me han marcado, pero digamos que Aniquirona es la inaugural, la fundacional. Como decía Flaubert cuando le preguntaban por Emma: soy yo. En este caso, Aniquirona soy yo.
LC: La mitología es un tema apasionante para muchas personas, esos seres inventados por el mismo hombre para darle una explicación a sus dudas y miedos.

En gran parte de sus poemas, estos personajes aparecen como fuente de inspiración.

¿Quiere hablarnos al respecto?

WM: Ante todo, debo aclarar que no creo en la mitología como ficción, como construcción objetiva desde afuera. En mi caso personal, Aniquirona no es una construcción consciente, premeditada. Ella se fue dando, se fue edificando a través de mis dedos, siendo ella misma la fuente inaugural de un mundo. Lo mío es un riesgo, pero no un riesgo por elección. El mundo, Schuaima, fue fluyendo y se fue configurando, y en esa configuración me fue dictando paisajes, atmósferas, personajes, tensiones, tonos. Muchos dirán que esos elementos se repiten en mis libros, incluso en mi novela, pero ¿qué puedo hacer ante esto? Schuaima es mi lugar de enunciación, es mi mundo, es mi locus de residencia. Y contrario a lo que muchos pueden creer, no es un mundo que compita con otros mundos literarios, no se ha creado con ese propósito. Insisto: es un mundo que se fue dando solo, que fue marcando sus cartografías, sus territorios, sus explanadas. Ella misma fue dictando sus personajes, sus elementos de acción.

LC: Por estos días hará el lanzamiento de su último libro Camino a Rogitama, precisamente en Neiva.

¿Se siente orgulloso de regalarle a su tierra natal, este nuevo logro?

WM: Mi tierra natal, vuelvo y repito, es Schuaima. Lo demás son accidentes geográficos. Nací, en el plano físico, en un espacio llamado Neiva (una ciudad a la que respeto por ser el sostén de los seres que amo) pero soy de ningún lugar y de todos los lugares. Cuando duermo, viajo en el no tiempo y en el no espacio, de tal modo que todos los tiempos y todos los espacios (Schuaima) me pertenecen, son míos, me muevo libremente por todas las geografías de lo supraespacial. Los seres humanos somos ciudadanos del mundo; nunca he creído en eso de las territorialidades, así mi territorio primario sea el mundo poético; tampoco asumo la categoría de identidad, pues creo, como decía Bolívar Echavarría, que las identidades son evanescentes. Mi identidad única es el arte, y, con el arte, la música y la escritura. Lo demás, las cosas que creen que soy, se diluyen a cada instante, con cada paso que doy.

LC: Usted es una persona seria, responsable y dedicada en sus estudios, trabajo, amistades. Conozco del aprecio y respeto que sus estudiantes en la Universidad de Cartagena, le profesan.

¿Cuál considera el aspecto clave para que esto suceda?

WM: Ser uno mismo, no asumir roles en la medida que estos roles me separen y distancien de los otros. Un ser humano, otro, es mi espejo, me veo en él, me interpreto a través de él. Entonces un ser humano será mi hermano, mi amigo. Mi función es ayudar a recordar cosas que los muchachos ya saben, ayudarles a encender la lámpara, su lámpara cifrada. El mundo de los adultos me aburre, me parece muy convencional, rígido. De tal modo que me quedo en un no lugar donde las cosas carecen de rótulos, abolengos, clases. Soy, y eso es suficiente.

LC: ¿Qué se siente al recibir un premio como lo fue Premio en la IX Bienal Nacional de Novela José Eustasio Rivera, con su obra “Dios puso una sonrisa sobre su rostro”?

WM: los premios son necesarios en la medida que legitiman una obra, un trabajo, una propuesta literaria. En este caso, soy el primer huilense en ganar la bienal y eso tiene otra connotación. Los premios me han dado cosas, un reconocimiento mediano, que en el plano de los hombres me ha servido para conseguir trabajo, para tener una hoja de vida, para ser leído. Los premios no hacen mi obra, no la fortalecen ni la debilitan, pero son necesarios para validar lo que mucha gente necesita se valide.

LC: Es usted melómano. ¿La música rompe el silencio del cosmos? He llegado con la brisa/Sólo su silencio musical me satisface/Aniquirona:/¡Hablemos de poesía!

WM: La música es el lenguaje de Dios. La música y un medio: La radio. Podría vivir sin muchas cosas, incluso sin muchos libros, pero no sin música. Desde que me levanto me revisto de música. Mi mejor desayuno es la música. Curiosamente, hay cosas que vienen contigo desde antes de nacer. La música es una de ellas. La radio es otra. A veces uno quisiera dar un salto, brincar hacia otras cosas, pero la radio, por ejemplo, es un oficio que se incrusta en el alma; por más que intento alejarme de ella la llevo clavada adentro, atravesada como un puñal. Entonces me sumerjo en la bossa nova, en el jazz, en el rock en español (tengo un programa en la radio). Escucho rock en español todo el tiempo y mi escritura está atravesada por la música.

LC: ¿Cree que la poesía está en su mejor momento? ¿Su auge se debe a que las personas, quieren entender y ver las cosas y las causas de manera sublime?

WM: La poesía no está en peores ni en mejores momentos, eso es un criterio humano. La poesía no pertenece a ese tipo de concesiones. La poesía es, no fue ni será, simplemente es, tiempo presente, eterno. Poetas, buenos y malos, han existido siempre, pero al fin y al cabo, poetas. Si tú tomas un par de aves (un toche y un cucarachero, por ejemplo) sabes que son aves. Qué quién canta mejor de las dos, eso ya es una consideración de tipo humano. Muchos se quedarán con el toche, muchos otros con el cucarachero, eso ya forma parte de la selección, del libre albedrío.

LC: ¿A qué autores nos recomienda en el campo de la poesía?

WM: A César Vallejo, a Maurice Sceve, a William Blake, a William Butler Yeats, a Novalis, a Holderlin, a Gautier, en fin. Creo que la lista es interminable, podría, con sobradas razones, decir que lo profundo está en los prerománticos alemanes e ingleses, y en muchos poetas que se dan después de esta cartografía poética.

LC: Escribir, ¿Es una necesidad, un placer, un don?

WM: Las tres cosas. Y también una dulce condena.

Biobibliografía

WINSTON MORALES CHAVARRO Neiva-Huila, 1969. Comunicador Social y Periodista. Magíster en Estudios de la Cultura, mención Literatura Hispanoamericana, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito. En la parte literaria ha ganado los concursos de Poesía Organización Casa de Poesía 1996; José Eustasio Rivera 1997 y 1999; Concursos Departamentales del Ministerio de Cultura 1998; Concurso Nacional de Poesía “Euclides Jaramillo Arango”, Universidad del Quindío, 2000; Segundo premio Concurso Nacional de Poesía “Ciudad de Chiquinquirá” en el 2000; Concurso Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, en el 2001; Tercer Lugar en el Concurso Internacional Literario de Outono, de Brasil. Primer y único Premio en la IX Bienal Nacional de Novela José Eustasio Rivera. Primer Puesto en el Premio Nacional de Poesía Universidad Tecnológica de Bolívar, Cartagena, 2005. Ganador de una residencia artística del Grupo de los tres del Ministerio de Cultura, Colombia, y el Foncas, de México, con su proyecto: Paralelos de lo invisible: Chichén Itza-San Agustín. Finalista en varios concursos de poesía y cuento en Colombia, España y México. Fue Director editorial-fundador del Periódico Neiva y es co-director de la revista Índice de Literatura, miembro del Consejo editorial de la revista de literatura Puesto de Combate-Bogotá, director de la Revista Hojas Sueltas-Neiva, Corresponsal de la revista de literatura Alhucema-España Ha publicado los libros de poemas Aniquirona-Trilce Editores 1998; La Lluvia y el ángel (Coautoría)-Trilce Editores 1999; De Regreso a Schuaima, Ediciones Dauro, Granada-España 2001; Memorias de Alexander de Brucco, Editorial Universidad de Antioquia-2002; Summa poética, Altazor Editores, 2005, y la novela Dios puso una sonrisa sobre su rostro. Poemas suyos han aparecido en revistas y periódicos de Colombia, España, Venezuela, Italia, Estados Unidos, Argentina, Puerto Rico y México. Ha participado en el Primer Festival de Cultura Colombiana en Milán-Italia, celebrado en Octubre de 2000; en la V Feria Binacional del Libro en San Cristóbal-Venezuela en el 2002; en el Encuentro Internacional de Escritores en el Caribe, Playa del Carmen-México, 2002 y 2004, Encuentro Internacional de Escritores en Zamora-México, 2005, y en los Festivales Internacionales de Poesía de Medellín, Manizales y Pereira. Invitado al Festival de Poesía “Alzados en Almas” de la Casa de Poesía Silva en el 2001, al Encuentro Internacional de Escritores de Lima-Perú, 2005, y al Encuentro Nacional de Escritores, Ibagué en Flor, 2006. En la actualidad se desempeña como profesor de tiempo completo en la Universidad de Cartagena, Bolívar, Colombia.



Entrevista a


LUIGI MUCCITELLI
Junio 18 de 2.010
Lidia Corcione Crescini


APRENDIENDO DE LA UNIVERSIDAD:

                                 LA VIDA MISMA.
LA VERDADERA GRANDEZA, ESTÁ EN LA PEQUEÑEZ,
                                                       EN LA HUMILDAD

Luigi MUCCITELLI, con la sencillez que le caracteriza, nos hace un pequeño recorrido de lo experimentado y vivido, a través de su recorrido terrenal y espiritual. Nos invita de alguna manera, a tomar conciencia de lo que ahora somos, lo que tenemos de la vida, lo que podemos disfrutar de ella.


A pesar de los abruptos, dolorosos, que padeció, nos guía y nos enseña, la importancia del amor, la constancia, la tenacidad, elementos necesarios para alcanzar los sueños.


"La raíz del mundo",obra en óleo sobre cáñamo de Luigi Muccitelli ganadora l Premio del Brandy Italiano 1974 en la Feria Internacional de Génova


LUIGI MUCCITELLI * nacido en Fondi (Latina) Italia, marinero, emigrante, primero a Venezuela, desde el 1957 al 1962, donde fue testigo de la Revolución Civico-Militar capitaneada por “Che”Guevara y Fidel Castro, de donde escribió el romance-documento “Caracas hora cero”, cual fresco de crónica de la época. De regreso a Italia, reemigró para Alemania, donde trabajó por casi dos años. En fin regresando a la ciudad natal dedicándose al arte y a la literatura.


Poeta, pintor, escritor poliglóto, editor y promotor de diferentes iniciativas, privilegiando la historia política y de la Gente de Fondi hoy, gracias también a su atenta promoción cultural conocida en muchos países del mundo.


SUS PRINCIPALES ACTIVIDADES
1969 * Funda el Premio de Pintura y Grafica “Ciudad de Fondi” y la Galeria de Arte, ‘’Julia de Gonzaga’’, despolvando la figura y la Historia Renacimental de la joven Condesa de Fondi titulándole también, una Asociación Musical;


1970 * Funda la revista Lo Spazio promoviendo la actividad artistica y literaria en Italia, Europa y otros países del mundo. Ha recibido consentamientos en muchos países desarrollando relaciones internacionales con los circulos más activos. Autor de libros de historia, documentada en italiano-español: Julia de Gonzaga la Condesa de Fondi; Vespasiano Gonzaga Colonna (desde el Condado de Fondi hasta el Ducado de Sabbioneta); El asesinato del Cardenal Ippolito de’ Medici. Próxima la publicación del Cartejo de Estado sobre la Princesa Ana Carafa di Stigliano (un escandaloso matrimonio impuesto por Felipe IV Emperador de España).


Sus publicaciones están colocadas, en bibliotecas calificadas de muchas ciudades italianas y españolas, en Latinoamérica y otras ciudades. Ha recibido muchos premios, por su arte y literatura, durante largos años de trabajo.


Es miembro de honor del Instituto Literario «Horacio Rega Molina» de la República Argentina, del Centro Estudios Nacionales de Historia y Literatura « Leopoldo Lugones », Presidente Honoris Causa del Circulo Cultural de la Fundación « Juan Vucetich » El 13 de mayo de 2010 ha sido nombrado Presidente Honoris Causa del Instituto Almafuerterano, de la Provincia de Buenos Aires en La Plata reconociéndole un válido autor y promotor de cultura internacional. Pertenece también a la Red Escritores Latinoamericanos.


Algunos de sus libros de historia bilingüe en italiano-español fueron adquiridos por el plan de estudio de la Universidad Nacional de La Plata y colocada en bibliotecas de la Provincia de Buenos Aires donde circula su revista Lo Spazio.Su producción de arte y literatura figura en catálogos, antologías y en todas las páginas Webs de Internet.


Ha dedicado homenaje a la Gente de Fondi, con poesías en vernáculo ciociaro, puesto en música lírica, por el Mº Jacopo Napoli, uno de los máximos compositores de 1900, en su obra‘’La Tierra Lejana’’, que pertenece al Patrimonio Nacional de las Académias Santa Cecilia de Roma, San Pietro a Majella de Nápoles y otras instituciones musicales.


LC: Por el sólo hecho de existir, somos especiales, pero en ¿qué radica esa especialidad en usted?


LM
“Definirse especial, me parece presuntuoso, es mejor decir somos parte de gent,e nacida de picada sensibilidad, para expresar sentimientos de amor y belleza de alma, empujados hacia el interior, en la creatividad de algo, que ya está en nuestro ser, traduciéndose en música, poesía, escritura, pinturas, etc.”


LC: Bajo un cielo inmenso, los mares de la Tierra, se ponen de pie, bajan humildemente la mirada y cantan el himno sencillo de la gratitud.


¿Así es el planeta en que vivimos?


LM
“¡Ojalá! Ese, sería el planeta que quisiéramos. Todavía, gracias a algunos cuantos, se logran poner en práctica y difundir buenos sentimientos, cambiarlos lo más que se puede (hoy los medio de comunicación, lo permiten más que nunca), hay posibilidad de obstaculizar la maldad y destrucción total del mundo...”
LC: Sus pensamientos, poemas, obras de arte son una iluminación para los que lo conocemos ¿Desde cuándo descubrió que usted era un ser de luz?


LM
“Yo, sencillamente, sin darme cuenta, empecé a dibujar en la escuela de agraria, no correspondiente a mis naturales inclinaciones, (mis dibujos quedaron expuestos por largos años en la dirección, tanto que, el profesor quería que frecuentara un Instituto de Arte en Nápoles, cuidándome él mismo), así como escribía, buenos temas en italiano, manifestando predisposición para la literatura, aún si hablara sólo dialecto como todo los compañeros de calle... Tenía 13 años, después de sobrevivir a la guerra y contar con muy pocos recursos para seguir mis estudios...”


LC: ¿Esa vocación de artística, fue simplemente un pálpito o un desbordamiento de hermosos sueños que rondaban por su conciencia?


LM
“Como te he dicho, fue una vocación de la que no me daba cuenta, debido a mi condición de pobreza, que me oprimía en la adolescencia, ella, ahí, latente, siguió madurando dentro de mí, a través de una vida de renuncias y sacrificios que, aún, prohibiéndome inmediatos frutos, me acompañó de la mano y decidió el futuro de mi elegida vida...”


LC: Seguramente en su alma, hay una canción sin palabras, una canción que mora allí y que quisiera desbordarla.


¿Cuál es la letra de esa canción?


LM
“Amor, primera letra, del cantar de mi madre quien fue obligada muy joven a irse a ese jardín, que todos soñamos, desde donde me llega el eco de su canto perpetúo... Quisiera que a todos los niños del mundo nunca les faltara el canto de amor de una madre...”


LC: ¿Quiere recordarnos algunos lugares que ha visitado y cuál de ellos han marcado de alguna manera su vida?


LM
“Pues, lugares he recorrido muchos. A parte de la creatividad arquitectónica de los palacios, llenos de tesoros artísticos, que expresan lo mejor de la capacidad humana, pero, no es compartida con la mayoría del pueblo, que está sujeto al hambre, al analfabetismo..., y todo, por culpa de los gobiernos que no tienen ninguna intención en darle solución...Te podría hablar de modelos, los cuales en nuestra condición nunca apagarían la inquietud, de seres libres, no condicionables...


Que no te parezca halago, pero, en 1959 pasé la frontera colombiana de Cúcuta siguiendo en carro hasta Bucaramanga, una ciudad casi en el corazón de Colombia...Una ciudad linda, abierta y cordial, aún envuelta del milenario silencio.


Me gustó, aún viendo poco; se me acabó la plata y tuve que volverme a Caracas...Fue uno de los impedimentos que acompañaban mi vida...”


LC: ¿Por qué en la ciudad de los vivos, hallamos esperanza y desesperanza, amor y odio, alegría y tristeza, riqueza excesiva y pobreza descarnizada, fidelidad e infidelidad, avaricia, codicia, corrupción y falta de perdón?


LM
“Es el eterno problema del mundo, que crece siempre, a medida que crecen los capitales. En la era de piratas, se iban buscando tesoros, para enriquecerse. Hoy los piratas, tienen oficina de lujo, en todas las ciudades del mundo y están siempre en las vitrinas televisivas, estimulando envidia y crudo odio. La gente quiere emularlos y vivir sin esfuerzo en la riqueza y se la procura como puede. Hay mucha indiferencia, insensibilidad, se acepta cualquier compromiso. Piensan que la vida vale menos que una bala de pistola... ¿Para quién sufrir?...”


LC: Si el amor está dotado de poder para alejar a la muerte, y de encanto para conquistar al enemigo ¿por qué y a pesar de todo los seres humanos cada vez somos menos tolerantes y más agresivos?


LM
“Como te he dicho, hoy es muy raro, el amor no conquista al enemigo, tampoco entre hombres y mujeres que no están dispuestos fácilmente a rendirse...El amor queda afortunadamente sólo a los seres sencillos...”


LC: ¿Considera que es posible crear escuelas dónde el currículo académico tenga como prioridad “el amor” en sus estándares generales?


LM
“Es el mismo problema sobredicho. Hay muy pocos, raros educadores, hoy dispuestos a la misión. Están trastornados por la ambición de carrera vasallos del poder político..., hasta descuidan sentimientos de familia, así el Amor, también por la patria, es palabra desconocida para la mayoría...”


LC: La tempestad se apaciguó tras arquear las ramas de los árboles y reclinar todo el peso de su furia sobre el cereal de los campos, las estrellas surgieron como maltrechos resabios de truenos lejanos, eso nos decía Jalil Gibrán.


¿Qué no quiere recordar de la II Guerra Mundial? ¿Le tocó padecerla o sus padres emigraron?
LM: “Empieza propiamente, con la segunda guerra mundial. Mi tragedia de niño, sobreviviendo, entre prolongada hambre y destrucción de bombardeos americanos, pues la vuelta desde el refugio de montaña entre escombros de viejas casas, que costaron seculares sudores de campesinos, la consiguiente disgregación de afectos familiares, la muerte de mi madre en 1948, el abandono de mi padre constreñido a la emigración..., entonces, la luz se había apagado en mis ojos...hasta...”


LC: La desnudez, ¿sigue en el alma, en el verso, en el cosmos?


LM:
“Claro que si, lo demás son palabras inútiles, ejercicios literarios o locura de quien piensa, aparecer, noble de sentimiento, mientras, a escondidas, destruye, mata al hermano...”


LC: ¿Cuéntenos de los proyectos que se están realizando en la actualidad referente al Arte, la poesía, la iluminación, la vida?


LM
“Después de la fatiga en realizar la antología del premio Julia de Gonzaga”. Estoy pensando en realizar una antología bilingüe en italiano-español, más restringida, a los más válidos poetas en contacto conmigo, para presentarlos a cada uno, en una sección de 12 páginas. Además pienso realizar, obras de pinturas, para realizar una muestra personal, y la presentación de mi libro en Argentina...Sigo siempre escribiendo...”


LC: En su vida en su calidad de hombre trabajador, viajero, recorrido, le ha tocado vivir experiencias fuertes, dolorosas e imborrables, de todas esas, ¿quiere narrarnos cuál ha sido la que más ha marcado su existencia?


LM
“Ya he dicho sobre...sería muy largo de relatar...”


LC: ¿Como siempre estamos esperanzados en Dios, cuál es esa esperanza a la que usted nos quiere invitar? ¿Cuáles son sus peticiones especiales para nosotros y para usted mismo que también es un mortal?


LM


“Quien tiene fe, más allá de creencias, cuando obra, tiene siempre esperanza y es bastante propia, la acción compartida con el próximo, para construir un mejor futuro del mundo...”


LC: ¿Es acaso cierto que la belleza, es aquello que cautiva nuestra alma y, prefiere dar a recibir?


LM:
“Desde luego, la belleza, entendida en su totalidad de sentimientos espirituales. La estética es una estación pasajera que atrae los ojos, pero, desilusionándolos, por la fealdad de manifiesto...”


LC: Alguna vez me escribió: - No me juzgues una enciclopedia, lo que sé, lo aprehendí por las calles del mundo, ¿nos explica un poco más?


LM
Lidia, creo haberlo explicado, pero quiero recalcarlo. Yo nací y viví en época de violencia. Las puertas de escuelas, se cerraron a mi paso, angustiado por la muerte de mi madre, el abandono de mi padre, la necesidad de ganarme un plato de comida, la imposibilidad de comprarme un libro. Apenas frecuenté tres años de escuela agraria, sin nunca tener un texto mío...Pues, una fuerte luz, iluminó mi camino, siempre angustiado por sobrevivir..., hasta que por fin, tuve la posibilidad de leer algunos libros de grandes autores, tales, como, Cronin, Dickens, Conrad, Stevenson, Hamingway, Steimbeck, London, Tolstoi, Malaparte, etc..., descubriendo en ellos, mi vida, mis esperanzas, la posibilidad de exteriorizar mi sufrida experiencia humana. Al mismo tiempo hallaba congenio con la pintura impresionista-expresionista, lo mismo que lograba la fuerza de colores que palpitaba en mi alma.


Y un poco aquí, un poco allá, realicé mis estudios en la Universidad de la vida, guardé silencio, procedí, y es,o me dio la fuerza para dedicarme a lo que ahora hago...”



“EL CARIBE VIVE EN CADA UNO DE NOSOTROS”


El escritor, médico y diplomático Juan Zapata Olivella, quien junto con sus hermanos Manuel y Delia Zapata Olivella, ha sido un vigía de los ancestros afrocolombianos, disipa su silencio de muchos años y comparte sus vivencias y criterios.
Su esposa Zunilda a sus ochenta años, con la piel tersa y unas leves arrugas surcando su rostro, me espera muy arreglada, justo a la hora acordada para la entrevista con su esposo, la cual me consiguió de una manera mágica, iluminada tal vez, por el espíritu divino, ya que Juan Zapata Olivella, desde hace cinco años, no recibe a nadie y no concede entrevistas.
Tres de la tarde, en punto, abre la puerta y me invita a subir la escalera con baldosas a cuadro en blanco y negro, haciendo las veces de un tablero de ajedrez.
Ansiosa por llegar a su encuentro, poder saludarlo y conversar con él, puedo sentir su respiración jadeante en el silencio que se rompe por el abanicar del viento que penetra por el balcón y refresca las hojas de las matas, empotradas en bellas macetas de barro, de esa hermosa casa colonial en que habita y es su aposento apacible dejando reposar los recuerdos y vivencias de esa vida cargada de emociones y contrastes.
Por fin llegué hasta su habitación, lo encontré acostado, perfumado y en pijama elegante, color azul cielo, tan impecable como sus poemas plasmados en su libro “Amor en azul transparente”
La grabadora castañeaba entre mis manos, no podía creer que Juan Zapata Olivella, un hombre que ya no sale ni se asoma al balcón de su casa, estuviera estrechando mi mano entre las suyas. Con su memoria fresca y gozosa, me recibe con la alegría de un niño en su casa de San Diego, en el corazón amurallado de la ciudad.


Nacido en el Municipio de Loríca (Departamento de Córdoba, en Colombia) un 9 de Septiembre de 1.922, sin moldes impositivos que impidan su libre circulación iluminada, Juan Zapata Olivella realiza una exploración directa a los fondos eternos de esa inmensa aldea del corazón, bruñida por lingotes de sol levantino.
Ese hombre lleva consigo mismo la memoria palpitante de sus ancestros. Desde temprano eligió ser médico de niños con la convicción de que el futuro del mundo estaba en el alma de los niños. Ya lo había dicho la poeta Gabriela Mistral: Un niño bien educado da un adulto positivo.
Su poesía es el amor de siempre: biológico, limpio, bullicioso, invisible y con jarcias flotantes en el tremendo rascacielos de los sueños.
Médico de la Universidad de Cartagena, pediatra del Hospital Infantil de México, Master en salud Pública de la Escuela de Salubridad de México, médico Epidemiólogo de la salud en Bolívar, creador de las Promotoras de Salud cuando ocupó el Ministerio de Salud Pública de Bogotá, escritor, ensayista


-Empecemos por su visión y descubrimiento de la cultura colombiana y de la influencia de lo africano en ella.
-La cultura es una sola, la gente se pone a dividirla: cultura escandinava, cultura religiosa, cultura blanca, cultura negra y eso me parece que es un anacronismo porque la cultura es una sola, no se le puede estar poniendo apellidos.
-¿Se considera un historiador?
-Bueno, la historia es la vida, no sólo del hombre, sino de la humanidad entera. La historia constituye el relato de los acontecimientos que ya pasaron y que han de venir.
-¿Qué pasó con su proyecto de hacer el Museo Africano en Cartagena?
- Sí. Es el Museo de Arte Negro, en el cual se expresan las bellas artes de la africanidad, pero ese proyecto nunca tuvo el apoyo del Gobierno, y entonces, alguien me aconsejó que le pusiera el nombre de Museo de Arte blanco para que entonces viera que así si tendría todo el apoyo, porque la negritud siempre ha estado rasgada. Es una cosa injusta que se haya creado un decreto favoreciendo a los negros como si no fueran colombianos. Allí se nota la discriminación, porque si todos somos colombianos ¿por qué tiene que haber un decreto favoreciendo a los negros?
-¿En dónde reposan esas obras que usted tenía?
- Son muchas, todas las conservo, hay cuadros, esculturas, también hay cuadros obsequiados por gentes que apoyan la negritud. Están en el primer piso de mi casa en el Centro y mi mayor ilusión es que sean colocadas en San Pedro Claver.
El Museo ha ido creciendo, todavía espera la ayuda del Estado para que funcione y pueda convertirse en un verdadero Museo para que funcione como otros tantos.
-¿Y de su experiencia en Haití y su valoración del Caribe?
-El Caribe es un Proyecto simbólico, porque todos somos Caribe, se trata de una región, de una zona. Le llaman Caribe porque está a orillas del Caribe, pero hace parte del conglomerado Nacional. El Caribe vive en cada uno de nosotros.
-¿Cree que todavía hay racismo en Cartagena?
-Sí, está vigente. Tanto que el Maestro Cogollo que es un genio en la pintura tuvo que irse del país porque la mujer de él era blanca, un día iban a entrar al Hotel Santa Clara y a él no lo dejaron entrar porque era negro, entonces, como represalia, al día siguiente él, compró tiquetes y se fueron a Francia y allá se quedó. Después ha seguido la discriminación, tanto que la gente ha tenido que instaurar tutelas. La discriminación, sigue intacta.


-¿Usted y sus hermanos sintieron alguna vez esa discriminación?
- ¡No!, no, nunca. Parece mentira pero posiblemente por la posición que ellos adoptaron y el valor que tenían. No recuerdo que ni a Delia, a Manuel ni a mí, nos hayan discriminado, porque sería una mentira decir, que fuimos discriminados. Pero creo que eso se debió por la importancia que tenían los personajes.
Recuerdo por ejemplo que a Delia, la llamaban la bailarina descalza, porque siempre bailaba sin zapatos, y era muy solicitada cada vez que había un programa que tuviera danzas, decían que era una herencia. Porque ella en realidad era escultora y se graduó como escultura. Hizo una escultura que se llama La Mendiga y esa escultura fue premiada por un Centro Cultural y desde entonces abandonó la escultura para dedicarse a la danza.
Salimos de Lorica muy pequeñitos porque mi papá e tenía un amigo, Jesús María Lugo que era General y cuando murió, se sintió muy adolorido y salió de Lorica con todos sus hijos.


-¿Y en su vida de hogar, muy apoyado por su esposa Zunilda?
-A ella debo yo, prácticamente, toda mi voluntad de proseguir y de triunfar, ha sido un apoyo decisivo, creo que sin ella hubiera sido difícil, cuando decidimos el matrimonio, mi papá que era negro decía: esta mujer va a ser tu redención y así fue.


- Cuénteme como ve la política actual del país?
- No, no le veo ninguna salida porque todos los caminos están vetados, taponados. Cuando aparece la iglesia entonces viene la crítica contra la iglesia, cuando aparece algún ciudadano de buena voluntad para que se arreglen los conflictos, entonces aparece la crítica, y es una lástima porque este país merece mejor suerte.
-Y ese poeta, que siempre ha sido, porque su esencia es eso, ¿aún permanece vivo?
-La poesía es una parte vital del hombre, es decir, yo creo que en todas las personas: mujeres, adultos o jóvenes, hay un poeta en cierne, porque la poesía está esparcida en la naturaleza; hay poesía en la brisa, en los ríos, en los mares, entonces, las personas se sienten atraídas por esa monumental emoción que se siente cuando la poesía se adueña de las gentes.


-Sus libros de poemas: Gaitas bajo el sol, Campanario Incesante, Albedrío Total, Amor en Azul Transparente... ¿Por qué esos títulos?
-Si, todo depende del momento de la inspiración. Por ejemplo hay un soneto mío que a mi me gusta mucho: (recita)- Ver el limo del río/ que se ufana en despertar la vida del ciruelo/ y ver el azul intenso de otro cielo/ hinchándose de rojo en la manzana./ Ver al propio sol sobre el fino cubriéndose de hielo/ derritiéndose de celo/ por no ser el fuego de una llama./ Y ver mi corazón en la melancolía/ sintiendo que la vida está vacía/ el amor que todo lo eterniza/ Y ver como las horas desfallecen/ mientras la mariposa/ se entristece/ en los últimos colores de su risa.


-¿Cree que esa versatilidad interior que posee para escribir poemas, es innata?
-Yo creo que es herencia de mi papá, que le gustaba mucho la poesía y la declamaba, y uno de pequeño la oía y se le iba grabando. Fue como una transmutación.


- ¿A qué amigos Cartageneros recuerda con profundidad?
-A varios amigos que hacían una tertulia para dar a conocer cada una de sus inquietudes y dentro de ese grupo habían dos o tres que a mí me llamaba mucho la atención, porque sentían pasión por la poesía y eso nos hermana.


-¿Cómo quiere que se le recuerde: cómo un hombre romántico, luchador, el hombre que iba siempre hacia delante con todos sus ideales?
- No. Quiero que se me recuerde como una persona más, que siempre amó la poesía, ya que la poesía es el dique para uno expresarse y dar a conocer no solamente sus inquietudes sino su inspiración.


-¿Cuáles obras le ha dejado a nuestra ciudad?
- Recuerdo mucho que había una casa destinada a la corrección del niño menor, entonces la convertí en un plantel educativo, para eso traje a unas religiosas de Medellín y esas religiosas se dedicaban a enseñar a los niños y más tarde el lugar se convirtió en un sitio supremamente agradable porque llegaban personas a mirar a las religiosas para ver lo que habían hecho, entre ellos, recuerdo mucho a... (Hace una larga pausa), Camilo, el que llamaron después el Cura guerrillero. Camilo llegó, habló con las monjas y le llamó mucho la atención que el Padre de él, tuviera una placa de reconocimiento, entonces, Camilo dijo: -eso no se lo han hecho a mi papá ni en Bogotá, y para mí ha sido una sorpresa encontrarla aquí. Una cosa supremamente emocionante. La placa, yo ordené que se la hicieran, a un tipo que trabajaba el mármol..., y entonces, “nunca se pensó”..., todavía conservo una pijama, que dejó Camilo cuando nos encontramos en Medellín para una reunión de Directores de Salud, él era un Director también. Entonces, ¡Camilo!..., para mí fue una sorpresa, porque de pronto desapareció y fue cuando vine a enterarme de que estaba en el monte.
Compramos una casa que se convirtió después en lo que hoy es Cajanal, costó $14,000.000, sirvió para que se instalaran allí los diferentes Centros de Salud a donde acudían las personas: uno para niños, otro para mujeres y otro para hombres, y recuerdo que Gabriel Rosas, en esa época, quería comprar a Cajanal para convertirlo en un Hospital, pero se enteraron que las camas no cabían en los ascensores, entonces se desistió de la idea de la compra.
También recuerdo algo muy simpático cuando era Director de Salud y Director de la cátedra de Pediatría en la Universidad, cuando me llamaron a México para hacer un curso de Salud Pública, después cuando regresé a Cartagena, para abrir una Cátedra de Salud y enseñar lo que me habían enseñado, todos los alumnos querían matricularse conmigo, dejando a un lado a todos los demás, lo que motivó naturalmente a un disgusto, de los otros profesores.


-Hay un silencio ahora y Juan Zapata Olivella hace un gesto y declama: Si la rosa fuera rosa/ si el clavel pudiera retenerte/ que no daría el jazmín por verte/ sobre el lomo de una mariposa/ Ni el pájaro en su rama silenciosa /ni el hilo del agua por perderte/ ni mi ansiedad haciéndose más fuerte/ tendría la ternura de una rosa.
Me hace un gesto con los dedos en forma de tijera. Me acerco más a él, con un apretón de manos. Le doy las gracias por haber permitido, estar con él y poder rescatar la gracia maravillosa de unos recuerdos inolvidables.



FALLECIDO EN EL DIA 23 de Septiembre 2008


ENTREVISTA DE FRENTE CON CALDERÓN

PLASMANDO EN EL LIENZO SU EXISTENCIA





REFLEXIONES SOBRE SU ÚLTIMA OBRA


LO QUE SÉ DE MI
Qué poco sé de mí/ qué nada sé del mundo/ qué infame sortilegio me atrapa/ me avasalla./ Qué fuerza del destino me guía/ qué tormento me apabulla/ que el grito de mi corazón/ no escucho./ Nacimos para vivir/ y la muerte nos detiene/ qué caverna nos contiene/ que a tientas apenas aleteamos./ Cuándo creemos ver la luz/ ya no existe./ ¿Entonces/ cómo vemos lo visto?/ Si ahora son más claras mis imágenes/ y más vivos los colores./ Más verá la incertidumbre/ la idea de la lumbre nos ilumina/ tan sólo soñar es viable/ “Qué más da si la vida es sueño”. (C.C.)


Ciento uno es el perfil de su última obra, la que expondrá en Noviembre de 2.007 de este año en el Centro de Formación de la Cooperación Española en la ciudad de Cartagena- Colombia y en la Capital de Colombia en el 2.008 ¿Por qué ciento uno?


-Ciento uno es un ciclo que se cierra en principio y fin.
Los materiales utilizados para mi obra son soporte y lona; como material de pigmento el óleo y, el aceite, incorporo agujas cerbatanas hechas en Macana en el Amazonas por un chamán, también incorporo huesos, que he ido encontrando, hojilla de oro porque considero que nuestros ancestros tenían esa afinidad con el oro, era parte de sus rituales, incorporo un hilo natural de una planta, es con la que coso.
Utilizaré para la exposición una malla de soporte de la instalación hecha por los indios de Puerto Carreño, malla de pesca de 7 X 30 metros que va a contener todos los tambores. El tambor 101 va a girar, éste tiene cara y espalda, no son dos, es uno que gira.
Por otra parte, existen unos que son más densos en materia y hay otros que son un poco más ligeros porque permite como una sinfonía ir ordenando las notas bajas, las notas más altas, las medias, todo eso es parte de una composición musical.


Hábleme de eso, de la partitura en su obra.


-Yo creo que una instalación como esta tiene que ver cómo organizar lo que uno sentiría, como una partitura musical, es decir, cómo en un momento determinado uno puede escribir una partitura a través de estos elementos, elementos circulares hechos sobre tambores de bordado en donde se ha tensado la tela y al tener esta forma puesta en el espacio en esa estructura de cruces, porque una malla realmente es un cruce y en cada cruce hay una esquina y esa esquina se puede volver, medianos, paralelos, elementos compositivos.


¿De dónde viene su trabajo?


-Parte de mi trabajo viene en un caos de la materia que va tomando una corporeidad en el espacio y luego al atravesarlo e integrar las agujas cerbatanas organizo una composición y lo llevo al orden.
Mis manos/ imprimen la materia/ funden sus marcas/ el cromo lo tolera/ la divinaciencia en devaneo/ aviva el caos/ una para eludir el orden/ la osadía/ y el desempeño en su circulación./ Fin./ Es como un grito de silencio entre un volcán/ es como el fragor de la lucha entre opuestos/ es ese inquietante instante de equilibrio/ de espaldas de la noche/ es un contra de la muerte/ a la desesperación/ exterminio/ es un devenir predecible e imposible.


¿Es pictórica su obra?


-Sí, la obra es pictórica porque yo soy un pintor, pero soy pintor porque tengo el oficio y con ese oficio puedo comunicar; es como un vocabulario amplio con el que puedo comunicar las ideas, sin embargo, yo no podría comunicar lo que quiero comunicar sino a raíz de la pintura que tiene ese carácter absolutamente sugerente. Si entramos en la parte descriptiva tendríamos que entrar en el período de la Ilustración y la Ilustración está cercano a lo literario..., entraríamos a la literatura, cosa que yo no manejo, me quiero quedar sólo en la pintura que es la que me permite sugerir.


¿Necesita de alguien más para ver realizada su obra?


--Necesito siempre de un coocreador, el público, es quien completa mi trabajo.


¿En su obra está implícita la vida y la muerte como una constante?


--Siempre. Está en los opuestos: el Eros, el Thanatos, el masculino, el femenino, el Ying, el Yang, el más el menos, el positivo, el negativo, contrapuestos que me permiten crear unas circunstancias.
Entre devaneos y murmullos/ atrapo la imagen/ tan esquiva/ esa sombra de la sombra/ siempre vista/ siempre ahí/ Con estratagemas de ágil guerrero/ de cazador de Guinea/ de flechero del Vaupés/ de corsario de los infiernos/ de hacedor de vientos/ de atrapa vientos/ de asceta u orador./ Con pegajoso lodo de montaña/ y nauseabundo aroma de arrecife/ espero impertérrita la muerte/ siempre la muerte.


¿En cada trabajo hay una propuesta de mundos que se separan, se alejan...?


-o se funden. Es el ir y venir.


¿De todas formas en su obra hay un lenguaje de símbolos?


-Sí, pero el hecho de no tener un horizonte, de romper con el límite del horizonte en un trabajo hace que el espacio sea amplio y creo que eso se da por la forma como trabajo. Es como si uno mirara la tierra desde el firmamento, (¡ojo con esto!), es un símil mirar la tierra desde el firmamento.




¿Desde dónde le gustaría mirar la tierra?


-Desde mí mismo, desde dentro de mí. No hay otra manera de verla.
Anhelo el regreso a la fuente/ a lo primigenio/ a lo intangible/ a lo impensable/ a lo inasible./ Lo capturamos a arañazo limpio e impío/ esa extraña luz de penumbra/ en el que las sombras son como la cueva de Platón/ nos da vigor para ensoñar/ para poetizar/ para amar/ para soñar/ para danzar/ para decir/ para gritar/ para llorar/ para gemir/ cuando la voz no alcanza/ deviene/ Delirio.


¿Cómo es que puede trabajar ciento uno en este caso y amarrarse al tiempo en cada uno de ellos, con secuencia, sin secuencia? ¿Lo atan en sí?


-Creo que son espacios encadenados, no es más. Es decir, sí hay una percepción tiempo-espacio desde luego, pero en estos, el espacio, porque el espacio es ese que crece, decrece, se ensancha. Si yo hablo de una gestualidad, se da en tiempo consolidado pero lo que genera básicamente un espacio es el plano.


¿Es una magia lo que lo atrapa cuando se enfrenta a un plano?


-Lo que hay que tener en cuenta es esa sensación de gran libertad para que ocurra, para que se dé.


¿Plasma allí el sentimiento o existe algo de pensamiento? Aunque dice que no es literario pero sin embargo cada obra puede representar tantas cosas, en este caso los opuestos, el lenguaje encierra muchas cosas...


-Bueno, entonces podríamos decir que lo que queda de todas esas elucubraciones, de todo este pensar, discernir, de la meditación profunda de la vida, del lugar, de las cosas, lo que queda es esa esencia y queda en cada trabajo.
Sí, lo que tu me preguntas es que si hay un resultado...
Yo no puedo escaparme a lo que conozco, sería absurdo, yo no puedo pintar sino lo que conozco. Lo que si puedo permitir es que el trabajo se resuelva en unos estadios un poco más allá de lo racional. No me preguntes como es eso porque tampoco lo sé. Yo simplemente creo que hay una memoria universal, uno vibra dentro de unas determinadas vibraciones por eso uno captura algunas cosas, de pronto hay en este momento un artista en Nueva Zelanda pintando algo similar sin saberlo; a mí me ha pasado en algunas épocas de mi vida en que estuve haciendo un trabajo y de golpe después de algunos años encuentro que había un Artista importante en Alemania y descubro que habíamos hecho las cosas similares en la misma época.


¿Qué es eso de la memoria colectiva?


-Siempre, ese ayer, hoy y mañana. Sólo existe un falso presente. Para mí futuro y pasado son una misma cosa, ahí uno pilla lo que está pasando en el momento y lo va consignando, no sé si es como una antena que va...
Creo que a los poetas les pasa lo mismo.


¿No cree que la memoria a veces nos juegue una mala pasada?


-Claro. La mayoría de las veces la memoria nos juega todas las malas pasadas. Hay muchos momentos en que no sabemos si es parte de una memoria controlada, prestada o ancestral. Creo que a uno se le cuelan una serie de cosas de la niñez, elementos ancestrales y también creo en la memoria del futuro; no tiene límite, de lo contrario no tendría sentido.


Su obra encierra un mundo fusionado. ¿Usted pinta lo que huele, respira, ve, toca y siente?


-Uno pinta lo que ama. Hay una parte interesante que es la de Platón en la Alegoría de la Caverna, cuando él, de espaldas, tiene una serie de presencias de sombras que vienen siendo el mundo ideal y real. Para mí, tuvo una claridad diáfana en mi pensar. Así trabajo yo, de espaldas a una realidad y la percibo y la transmito, porque no estoy trasmitiendo una naturaleza de manera clásica, ajustada, estoy dando unos elementos de un mundo para soñar y un mundo que se hace y se deshace. La mayoría de mis trabajos se van dando de una manera espontánea y libre. Alejandro Obregón me hablaba de la buena cocina y la buena pintura es como saber cocinar.
Simplemente es tener mayor claridad y la claridad es intelectual, producto de una permanente reflexión.
Para qué doblar la esquina/ si el devenir sigue siendo el mismo/ si esa luz en tu mirada me condena./ Adiós la bajamar/ qué playones de ensueño tapará/ adiós mi corazón/ que en constante palpitar/ confunde su tan tan con el ruido del tambor./ Ellos dos/ nos presagian el lento andar/ encuentro con los recuerdos/ con las saudades/ con los anhelos/ con ese tono dorado de arrebol/ al final del túnel.
Ya no se trata de pensar en lo puntual, sino una manera de vivir como una lógica vivencial.


¿Sus propuestas son siempre diferentes?


-Creo que la problemática es siempre la misma, el hombre, el mundo deteriorado. En mi trabajo siempre hay una denuncia implícita, permanentemente estoy cuestionando al hombre y cuando estoy cuestionando al hombre me estoy cuestionando a mí mismo. Nosotros, humanidad ¿Qué estamos haciendo con el planeta tierra? ¿Qué hacemos para darle comida a la gente? ¿Qué hacemos para existir, para permanecer?
Ese trabajo que ves allí (en esa esquina) –me señala con su índice- es un réquiem por los desaparecidos, que sin entrar a panfletario, son elementos muy simples. Hay un luto en el color, en la atmósfera, ese elemento que flota en el espacio, entonces amarra ese luto, porque estamos en un gran cementerio, estamos viviendo en un lugar donde las muertes, las fosas comunes, los desaparecidos, abundan. Ese cuadro salió, cuando lo vi dije: este es un réquiem, pero lo tomo como tal y continúo.
En algún momento pienso: es tan fácil morir pero tan dificultoso vivir, permanecer y hacer... “Dar vida es muy complicado”, continuar vivo es muy difícil, engorroso. Morir es facilísimo y más en un territorio como Colombia en donde somos inmensamente violentos y existe una violencia como si estuviéramos comiendo lava de volcán.


¿Cree que nos hemos acostumbrado a eso? ¿Nos estamos deshumanizando en ese aspecto?


-Creo que nos hemos acostumbrado y pienso precisamente que no nos estamos deshumanizando, justamente nos hemos humanizado hasta el punto que somos capaces de vivir con la muerte; somos capaces de recrear en las últimas instancias de la muerte, podemos sobrevivir.
Cada trabajo que hago es una cosmogonía representada por color, forma, espacio, en donde llevo el color hasta la última instancia, hasta el límite.


¿Usted es un artista? ¿Qué hace un artista?


-El artista es una persona que tiene una inmensa necesidad de comunicar, comunica con un lenguaje apropiado, con una técnica impecable, con recursos viables, con un conocimiento que haya acumulado en su vida, no sólo conocimiento leído sino en vivencias. Es esa persona que hace una gran reflexión y produce un texto.
¿Qué si soy un artista? Es lo que no he podido saber.
Creo que yo no existo, es una mentira ese cuento de “existir”. Uno es un accidente en el tiempo.


¿Se considera un hombre con genialidades?


--No. Un hombre común y corriente.


¿Un ser humano ante todo?


-Sí, lo demás sería una mentira grande.


¿Cómo le llamó a esta obra?


-Son ciento un espacios y se ha ido volviendo: “Espacios de la memoria”, “Sobrevuelos”, “Dolor de piel” (tenía que ver con las situaciones que se iban describiendo en el transcurso de la obra), “Portal de la memoria”, “Vuelos rasantes” y, en mi bitácora digo: “Diálogos en espejo frente a la bahía de las ánimas”, “Cómplice de elucubraciones y devaneos”.


Un dulce dolor de piel es lo que me queda/ es lo que me ataja en el abismo/ lo que jalona mi espíritu./ Dejo mis pieles a la deriva/ para que un susurro lisonjero detenga mi partida/ siempre partida.../ En la noche tórrida/ el mago me toma de la mano/ me frentea al mar/ desvanezco y me devengo/ otrora/ pintor.


POR LIDIA CORCIONE CRESCINI
Junio 28 - 2008
ENTREVISTA A FREDY PACHECO


HOY ME REFLEJO EN LOS OJOS MÁS TIERNOS DE LA HISTORIA DEL ARTE

Hablar de Fredy Pacheco es maravilloso porque en él encontramos a un ser humano sencillo, jocoso, inteligente y con unas cualidades exquisitas que podemos sentirlas a través de su arte: el de la palabra verbal y escrita en sus poemas, discusiones, ensayos, investigaciones, inquietudes y en la magia que encierra su obra de arte llena de colorido en la que se arrullan los matices de sus trazos sueltos en un sentir profundo que va más allá de lo imaginable.


Un amigo en común, Pablo Cassi, al ver las obras de arte de Fredy le escribe el siguiente comentario:


Fredy:


“No soy pintor pero sí he leído mucho sobre arte, especialmente, pintura. Me agrada tu colorido, el íntimo desorden de tus emociones sobre la tela, el trazo seguro en la búsqueda de un motivo superior y diferente en cada una de tus temáticas. A simple vista el espectador se encontrará con una explosión de luz ante sus pupilas, pigmentos que hablan de un temperamento forjado en el límite mismo de la propia existencia y la sutil invitación para que un profano, con el debido criterio, recoja de la misma vertiente, aquellos pomos que por alguna razón u otra decidiste dejar de lado. En síntesis, una pintura que sugiere e invita a crear otros mundos a partir de una concepción ya establecida.”


Conozcamos entonces, un poco más de Fredy Pacheco y de esa manera enfocaremos con más precisión la sencillez de este hombre valioso que nos regala en esta entrevista esa parte profunda y necesaria que lo hace crecer cada vez más como persona y la comparte con humildad con el resto de la humanidad o con todos aquellos que hemos tenido el placer y la dicha de conocerlo y tratarlo.


Gesto y sonido como poesía universal...
¿Por qué transcienden el experimento de la vida?


Sin la vida no hay gesto ni sonido referentes para señalar la poesía. Si no existiéramos los humanos, quizás los paisajes cósmicos tendrían igual belleza pero no existiría el poeta ni el pintor para interpretarla. Nuestra vida trasciende el experimento de la razón del universo. Somos la única especie que puede expresarse a sí misma y perder el tiempo en entender y valorar al otro. El resto se comen los unos a los otros. Indudablemente conocimos antropófagos que hicieron del gesto y el sonido una poética gastronómica. Nunca antes ni después ha sido tan sagrada ni tan poética la vida como para que estos dones se convirtieran en alimento verdadero de los Dioses. El resto de la liturgia invocando el sacrificio, en todas las religiones y sectas, es pura demagogia.


En el Génesis dice, En el principio... la luz
Y podríamos agregar: la magia, la nada, las rosas, el amor, las sombras, el dolor, las espinas, el silencio, la soledad, la vida...
Allí encierra toda la creación y la existencia.
¿De dónde surge esta simbiosis de oscuridad y luz, de sed y espera, de sequías y oasis?


No se en qué tabloide leíste esa versión del Génesis; pero en las Tablas que he leído en toda mi vida, dicen: En el principio… La mujer.
La verdad es que aquí me perdiste, porque busqué en los cuadros que voy a exponer y no veo ninguno oscuro, ni sediento. Mis pinturas, como mi poesía nunca son intérpretes de mis temperamentos o de aberraciones viscerales. Lo excremental no lo considero yo, con posibilidades artísticas. Cuando tomo el pincel o la pluma es para plasmar en un soporte la idea, el pensamiento y la razón humana, en simbiosis con el universo que me rodea. Y yo he creado ese universo, ergo tiene que ser cálido, exuberante, apasionado, paradisíaco, y estar en armonía con el color, las palabras y el gesto de mi poética del lenguaje plástico o literario. Por eso en esta muestra “Fragmentos, emociones y sutilezas” puedes ver eso exactamente: la fantasía del color y los juegos infantiles en “Tropical”; “Juego, “Un Arlequín y sus juegos de colores”, donde interviene lo bello que reflejo de mi hijo de cuatro años. En “fragmentos de amor”, están quizás los dejos de otras pasiones; pero en esos “Fragmentos”, están los colores hermosos, armónicos; los desprendimientos poéticos que quedaron. En “Tú y yo” o en “El beso”, está reflejada la alegría que irradian los momentos exquisitos de una relación amorosa. En “Hipervínculos”, quizás se sienta un poco la confusión de las nuevas relaciones humanas virtuales y su complejidad entre la realidad y la fantasía de los nuevos tiempos. Tengo un cuadro en esta Muestra: “Una sonrisa desde el averno”. Aún pensando en el infierno, imagino que una sonrisa, sarcástica debería salir de ese pandemonium.


¿Es usted polifacético o simplemente es un todo integrado en su misma naturaleza desdoblando sus pensamientos y moldeándolos en el mundo mágico de la palabra y el arte?


Tú lo has dicho mejor de lo que pudiera pensar. Sólo pongo todos los sentidos al servicio de la creación. Mira, es lo más sencillo del mundo explicarme como “toero” en el arte. Cuando aprendes a manejar, puedes conducir cualquier cosa con ruedas. Sólo te basta con conocer cada mecanismo, (hoy softweare). Y la vida tiene una sola dirección: adelante, cuando retrocedes ya no se llama vida. Cuando aprendes a leer, escribir y pones tus sentidos al servicio de crear, pero además eres libre, las imágenes y los versos van fluyendo, como arroyuelos transparentes hasta convertirse en grandes y caudalosos ríos. Eso si, mientras ese manantial (tu cerebro) te pertenezca íntegramente. De lo contrario serás el mejor conductor del mundo pero siempre lo que conduces será una chatarra inservible. Aunque sea un costoso auto de último modelo.


Cuando envejecemos ¿cree que el tiempo nos ganó la partida, o nosotros a nuestro mejor ritmo somos tiempo y vida y viceversa?


Bueno Lidia, aquí ¿quién es el entrevistado? Porque estás dando las respuestas más geniales que a mi no se me hubiesen ocurrido. Pues eso: “nosotros a nuestro mejor ritmo somos tiempo y vida y viceversa” No competimos con más nadie ni con nada mas subjetivo que nosotros mismos. No tenemos destino señalado. Nosotros lo vamos construyendo. Como te dije antes: el universo que me rodea lo he tenido que crear yo, para plantarme ante él y ofrendarle mi arte.
Te voy a contar una anécdota: Ese “Arlequín y su juego de colores” ya no van para el baile. Una mujer que se sintió ofendida tomó un cuchillo y lo rajó con tal odio, como si me estuviese hiriendo a mi; y en efecto lloré de dolor y exclamé al cielo el por qué me habían hecho tal cosa. Esa noche no pude dormir. La victimaria se había fugado, quizás muerta de risa, pero satisfecha y feliz por su venganza (parece una novela mejicana). Pues a las cuatro de la madrugada, sin saber que hacer, desesperado ante uno de mis hijos tasajeado con sanguinaria premeditación. Prendí la computadora y ¿qué crees?, me topé con un poema de Pablo Neruda:”Tu eres el resultado de ti mismo”.


”No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie porque
fundamentalmente Tú has hecho tu vida.


Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de
acusarte en el fracaso para volver a empezar, corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.


Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu
mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas
según la voluntad o fortaleza de tu corazón.


No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con
valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y
la prueba que has de ganar.
No te amargues con tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate
ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier
momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para
claudicar.


Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu
fracaso.
Si Tú has sido el ignorante, el irresponsable, Tú únicamente Tú, nadie
pudo haberlo sido por ti.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu
futuro es tu presente.
Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los violentos, a los
enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes
vencieron a pesar de todo.


Piensa menos en tus problemas y mas en tu trabajo y tus problemas sin
alimento morirán Aprende a nacer del dolor y a ser más grande, que es el
más grande de los obstáculos. Mírate en el espejo de ti mismo.
Comienza a ser sincero contigo mismo reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.


Recuerda que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo,
reconociéndote a ti mismo, mas libre y fuerte, y dejarás de ser un
títere de las circunstancias, porque Tu mismo eres el destino y nadie
puede sustituirte en la construcción de tu destino.


Levántate y mira por las montañas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de la vida.
Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los
fracasados.”


Volví a dormir tranquilo y decidí simplemente pintar otro Arlequín.


¿Es la fuerza del espíritu lo que lo mueve? De ser así, ¿Cómo es su espíritu?


Creo más en las fuerzas mentales, impulsoras de nuestro quehacer. Lo que pasa es que ese “todo” que somos, forjadores del universo que creamos, produce unas motivaciones determinadas y a eso lo llamamos “espíritu”. Entonces, nos levantamos al accionar de nuestras necesidades espirituales y todos los sentidos se organizan en función de ese impulso. Si decidimos traducir ese mandato en la creación, ese seré nuestro producto diario.




Si pudiera pintarlo en un lienzo ¿qué figura tendría?
Sería la suma de todas mis pinturas y escritos.
Quizás pintaría una maraña de tejidos cerebrales; las circunvoluciones muy agitadas. Las temporales ocupadas en el amor y las terminaciones nerviosas tendrían manos dejando sus huellas dactilares en todo lo que tocan. Bueno ésta es la primera locura que se me ocurre. Claro que fui a ver un cerebro… (No me había fijado que toda la masa tiene la apariencia de un feto. Anda y míralo).


¿Se considera una persona humilde capaz de recoger lo sembrado o siembra sencillamente para dar alimento a los demás?


Absolutamente cada día recojo una buena cosecha de conocimientos para crecer. Son infinitos frutos los que están a tu alrededor, dispuestos y disponibles para que los recojas y los transplantes a tu mente, para alimentar la idea. Y no imaginas la variedad, la policromía imperceptible de conocimientos que hay en cada ser humano que encuentras. La humildad consiste en reconocer en los demás esos valores inmensos para construir cada día las estructuras de tu ser. Esa cosecha permite que tu crees la siguiente obra poética o plástica, o simplemente ordenes el amoroso beso a un ser querido. O tendrás forjada en tu alma la humildad para recibirlo.


¿Cómo le ha llamado a la obra que expondrá este 8 de Julio?
¿En qué se inspiró?


La he titulado “Fragmentos, emociones y sutilezas”. Han sido motivadas por esta etapa especial de mi vida, en la que mi hijo de 4 años marca mis tendencias. Con sus explosiones de ternura me impone la urgencia del color y el movimiento elemental. Esa obra infinita de pureza que tiene en su alma reta cada instante cualquier consideración contaminada de ideología, fe, y cualquier otro planteamiento estético ordenado por el convencionalismo social. Así que trato de vivir al lado de sus sabias por sinceras apreciaciones sobre lo que debe ser la vida: Jugar y joder.


¿Se considera un artesano de la vida y del arte?


Un aprendiz. Siempre. Aprendo, luego existo. La vida y el arte, entonces, son agregados a la existencia


¿Le agrada combinar la literatura con la pintura?


No se combinan. Para mí, se complementan en todo caso. De cualquier manera son dos lenguajes idénticos. Puedes poner color y luz en ambos. Cualquier apreciación sobre uno puedes hacerla al otro. Yo he ejercitado las dos formas de expresión, casi al unísono. De joven, que es cuando luchamos sinceramente por ideales, escribía un panfleto y casi simultáneamente pintaba una pared, expresando lo mismo. O viceversa, hacía un mural contra la represión y luego escribía un comunicado. Creo que así fui forjándome en las dos disciplinas. Igual le enviaba rosas a una novia y al mismo tiempo le escribía un poema. Claro, como no tenía dinero para comprarlas, la mayoría de las veces se la pintaba…. El resto ha sido ejercicio constante.


¿Se inspira en musas o en duendes?
Mi pensamiento, mis ideas, están organizados para atender las motivaciones de las musas, y sin ninguna duda, OH si, siempre hubo una musa y espero que no me falten hasta la muerte jajaja - suelta la carcajada- y como dice aquél bolero: “…Y si los muertos aman, después de muertos amarlas más”... Ellas ordenan el ochenta por ciento de mi quehacer en el arte, y en general en mi vida. El otro porcentaje son mis respuestas.


LC: ¿En algún lugar de usted existe la inocencia o cree que esa sólo está en el corazón de los niños?


Nosotros mantenemos la inocencia siempre. Si entendemos la inocencia como transparencia, fe en los seres humanos, el amor puro, con la pasión incluida por supuesto; sin la introyección del deseo no hay amor. En los enfrentamientos con realidades ajenas a nuestra inocencia, respondemos con ese mecanismo de autodefensa que vamos desarrollando en la medida que intentan violar nuestra inocencia, pero nunca la perdemos. Siempre estamos dispuestos a encontrar respuestas positivas.


¿Duele crecer? ¿Hasta qué punto?


No, en absoluto, es necesario incluso que duela bastante. El crecimiento es proporcional al dolor. Solo los seres humanos sacamos ese beneficio. Como en el poema de Neruda que te apunté: somos arquitectos de nuestro destino… y quizás por alguna dosis de masoquismo en nuestras células, sentimos la necesidad de auto lacerarnos para aprender, cuando somos tercos y no avanzamos. Eso de volver al viejo amor, saber lo que duelen los hijos y seguir creando esos maravillosos engendros; estar “concientes” de los efectos de una cruda y reincidir… Son efectos amnésicos que nos dejaron, por alguna razón. Quizás para que este mundo sea más alegre.


Si no basta con ser curiosos entonces ¿por qué la curiosidad mató al gato?


Esa es la razón fundamental del hombre en su lucha por la supervivencia. Arriesgarlo todo hasta encontrar su piedra filosofal. En esto tenemos que dar la vida. Si no imagínate una vida sin tener nada que curiosear, nada que buscar. Y que todo lo encontráramos abierto a nuestros ojos, al alcance de nuestras manos. ¿Te imaginas a lo que me refiero verdad? ¡Que aburrimiento más aburrido!- como dirían en Colombia.




¿Cree que todo tiempo pasado fue mejor? De ser así, ¿qué parte del tiempo le gustaría rescatar para guardarlo en sus bolsillos?


En mi memoria están los buenos y los malos tiempos. Todos conviven armoniosamente en mi cerebro. Ellos juegan ahí. Se entienden. Jamás saco de los malos tiempos el rencor, sino lecciones positivas. Igual de los buenos tiempos, saco la experiencia para alcanzar mejores acontecimientos. Si mi infancia fue feliz, hoy, ya ves, sigo pintando muñecos y garabatos. Si un gran amor en el pasado, hoy tengo uno más grande y más inteligente, aunque no sea perfecto y siga en busca o bien de perfeccionar este idealizándolo, o encontrar otro.


Para usted ¿qué es un poeta?


Un poeta no es más que una peste, como el amor mismo; se adhiere a los tejidos humanos, se cristaliza, se apelmaza en la complejidad de los laberintos neuronales, creando una masa pastosa y ocre. Nada más pernicioso para la transparencia que el contacto con esa materia amorfa y verdosa liberando versos, desde algún extraño orificio luminoso en su interior. Este poeta no es menos viscoso ni más dulce que las higueras intestinales de todos los poetas lacerados por ese Divino bacilo codicioso y avariento de sensualidad. Primigenio impulso poético de vida en la resonancia de esas cavidades acuosas a treinta y siete grados permanentes y universales, donde la serenidad y el equilibrio tienen un sentido real.


Regáleme dos poemas suyos, uno que haya dejado huella y el otro que haya brotado del olor del amor y los colores de la vida.


Este se lo de dedico a todas las musas, aunque finalmente me dejan. Todas ya lo son todo para mí casi en el mismo instante en que las percibo posibles. Creo que este poema es una idealización integrada a mí en el mismo paquete congénito.


NO PUEDO DEJARTE
Ya eres mi carne
Ya eres una peste que me invade
Ya eres huesos desmoronándose en silencio
Comprimidos en un reloj de huesos
Ya eres clítoris entre mis dientes
Mientras mis dedos recorren tus cavidades.


Ya eres sueño y pesadilla
Ya eres poema leyéndome dormida tus olvidos
Ya eres el beso frágil desgarrando mis erecciones
Ya eres voraz cauce de mi semen cálido y dulce
Ya eres víctima de tu poesía y mis versos
Estás muerta querida niña,
Exhausta de hacer el amor conmigo
Hace un siglo.


Y... todavía preguntas...
¿Qué quiero hacer contigo?


El encuentro será cierto. Que importa el destino.


¿Sabes?
No sólo es un juego, sino que ya se inició
El indetenible incendio.
Tus manos en mis manos son brasas ardiendo
Se parecen a mi lengua y a mi sexo,
Después que habitaron tu cuerpo.
Miro tus ojos en este momento
Y son candiles que vibran con mi aliento


Cuando me hablas de poemas fundamentales, tengo que decirte que en mis archivos tengo clasificados los poemas en “Poemas maricones”, dedicados al amor y al lloriqueo a lo Pedro Infante, y los “Poemas cabrones”, que son poemas de intención social, ideológicos en su propuesta; responden a mis concepciones sobre el ser humano y la sociedad. De continencia política, ambientalistas, en fin, toda esa pajística inútil que no cambia finalmente el mundo, pero uno pierde el tiempo, haciendo una mala copia de los redentores, tan mala que uno pierde la vida pero no se construyen iglesias con nuestros sacrificios. Claro, siempre el que pega primero pega dos veces. Te imaginas adorando a ¿Fredy el crucificado? Es que ni el nombre tiene carácter de santo.
Pero de esos poemas claro que hay varios memorables:


Invoco tu espíritu
Escucho la voz de los actores
envejecidos por el tiempo
convertidos en semidioses de la nada.
Siento tus magistrales obras
la actuación infinita y dolorosa
tu angustia excesiva en la penitencia.
No agonizabas como cualquier mortal
sabías que tu alma
traspasaría la muerte
para encontrarse con nosotros ahora
nosotros la posteridad
cabalgando sobre nuestros rostros
de ayer y de hoy
clavando tu espada en gargantas voraces
despertando a los pequeños hombres
Lázaros adormecidos por la cobardía.


II
Poeta, eras hombre bondad
definitivamente humano.
La manada de cipayos
en tus últimos días
en nuestros días
ambiciosos gendarmes
disfrazados de guerreros
convirtieron tu imagen
en ecuestre mármol
en fría piedra
distante.


III


Poeta, tu desnudez de harapos
de sangre
de vino y mujeres muchas veces
hizo solitario tu encuentro con la muerte.
Tenías el Verbo del Olimpo
en la ceremonia épica de las batallas.
Eras, sin embargo, festivo de jerigonzas
de versos trágicos
de opereta dulce
contradictorio
de la vida amante.


IV


Tu humildad aprendió a ocupar espacios:
La espada en su vaina
La Pluma para los versos
La mirada en Manuela
No era todopoderosa tu estancia
menos arrogante el ceño
que esa figura
pintada por Tito Salas.
Ceñudos, crueles, déspotas
son los rostros de ahora
miserables posturas
de podrida conciencia.
Si no tiene la Patria hombres
No bajarán tranquilos y serenos
tus restos al sepulcro.


V
La demagogia de hoy te condena
La ambición de rapaces
mantiene tu espíritu en pena.
Tus pupilas de mirada iracunda
inyectadas de fervor por la Patria
no se parecen en nada
a los rostros complacientes de hoy.
Tu desprendimiento generoso
no se parece en nada
al Verbo asalariado de hoy
La historia fue condenada encerrada en curules
relucientes escritorios
almacenadores de patrañas.






VI


Bolívar.
Imaginamos la soberbia de tu espíritu
cuando los "Broncos" bombardearon Cantaura
Imagino tu ira oprimida en el Limbo
cuando tus hijos vestidos de generales
mataron a tus hijos pescadores en La Colorada
Bolívar.
Sentí tu grito desgarrador
aquel Veintisiete de Febrero
cuando un General alegre
asesinaba
a los muertos de hambre
de tu pueblo.
Invoco tu espíritu, ¡Oh Bolívar!
Liberador
prisionero de tu grandeza
No cesarán los Partidos
porque no han llenado aún las alforjas
No se consolidará la unión
porque no es posible una cofradía de perversos.





ENTREVISTA

A ALBERTO SALCEDO RAMOS


Por: Lidia Corcione Crescini


DARLE DURO AL PEDAL,
HASTA DONDE ME ALCANCE LA CARGA…



Cuando nos enfrentamos a la calidad y genialidad de un escritor de la talla de Alberto Salcedo Ramos, lo escuchamos, lo leemos y departimos con él momentos nos da la sensación de un ser humano exacto, recubierto con un carisma enigmático quien paradójicamente, está revestido de una sencillez esplendorosa.


Inteligente, sagaz, crítico, responsable con su trabajo quien se sorprende ante las cosas de la vida haciendo énfasis en las más sencillas, esas que de cierta manera son el motor principal que le dan el engranaje a sus pensamientos para hablar, narrar, contar historias, chistes, anécdotas.


Su pluma de ágil vuelo nos lleva a introducirnos en sus líneas desde el inicio hasta el final.


Polifacético, ameno, jocoso una persona que comparte con los demás sus ideas, estudios y pensamientos condensados en una sola palabra: integridad.


Ha vivido muchas fases como periodista, ha sido columnista de revistas como El Malpensante y Soho, donde publicó una crónica llamada ‘El árbitro que expulsó a Pelé‘, incluida en el compilado “Antología de Grandes Crónicas Colombianas”de Daniel Samper Pizano.
Entre otros, fue Incluido en la antología “Lo mejor del periodismo de América Latina”, del Fondo de Cultura Económica, y en la antología “Amores”, de la editorial alemana Spotligh-Verlag.
Ha ganado, entre otras distinciones, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (tres veces), el Premio al Mejor Libro de Periodismo del Año (otorgado por la Cámara Colombiana del Libro) y el Premio al Mejor Documental en la II Jornada Iberoamericana de Televisión, celebrada en Cuba. En agosto de 2004, gracias a su perfil El testamento del viejo Mile, publicado en El Malpensante, fue uno de los cinco finalistas del Premio Nuevo Periodismo FNPI-Cemex, entre 470 concursantes de 21 países. La distinción le fue entregada en Monterrey, México, por Gabriel García Márquez.


Esta entrevista nos ratifica a ese ser ontológico que trasciende sobre la cruda realidad en un mundo insaciable, bélico, egoísta donde el derecho a la vida y a la integridad física y moral está en decadencia, hablar de Alberto Salcedo Ramos es participar de las palabras tejidas de manera envolvente donde inmersos nos sentimos orgullosos de él.


• ¿Qué siente usted al escribir?


A.S.R.: “Cuando comienzo un texto lo que siento es angustia. Casi nunca sé por dónde arrancar ni conozco el tono que va a tener mi relato. Esa fase, en serio, me produce mucha ansiedad. Pero cuando avanzo, cuando veo una pequeña luz dentro del túnel, cuando mis dudas se van aclarando, cuando descubro que la historia es capaz de defenderse, entonces ya no siento angustia sino una poderosa necesidad de seguir empujando el tren hasta el final. Ya en ese momento me siento justificado y no me quiero cambiar por nadie”.


• ¿Se trasnocha para escribir? ¿Se aísla? ¿Quiere acabar el texto de un solo tirón?


A.S.R.: “Me gusta trasnochar leyendo pero no escribiendo. Para escribir prefiero levantarme bien temprano y darle duro al pedal, hasta donde me alcance la carga. Y claro que me aíslo. Necesito que el lugar en el que escribo sea silencioso. Si hay un mínimo ruido, sobre todo música, estoy en serios problemas, porque me desconcentro y no me sale nada. Nunca me pasa por la cabeza la idea de acabar de un solo tirón. Yo soy un tipo más bien acelerado, pero a la hora de escribir me lleno de paciencia porque respeto mucho mi trabajo y entiendo que debo darle mi tiempo mejor”.


• ¿Qué clase de lector busca?


A.S.R.: “Muy pocas veces me he sorprendido pensando en un lector conocido al que le pueda gustar lo que estoy escribiendo. En general, me parece que mi compromiso es conmigo mismo y con el texto. Los lectores vendrán después, o no vendrán, pero no ando por ahí buscándolos. Prefiero a los que van llegando espontáneamente, incluso sin que yo me dé cuenta”.


• ¿Alguna vez ha sentido temor por las críticas?


A.S.R.: “Sinceramente, jamás. La crítica me parece un oficio necesario, sobre todo en un medio como el nuestro, lleno de amiguismos fáciles, complicidades extra-literarias y reseñitas triviales”.


• A usted le gusta mucho lo cultural, con énfasis en la cotidianidad…


A.S.R.: “Creo que la cotidianidad es la gran inmolada de nuestro periodismo. Me refiero a la cotidianidad del hombre común y corriente, el que no mata ni muere, ni descubre la vacuna contra el cáncer de cuello uterino, ni gana discos de oro como Shakira, ni se casa con la actriz de moda, ni se gana el reality de turno, ni secuestra un avión en pleno vuelo. Muchos de nuestros medios en América Latina no cuentan la realidad, sino que la venden al detal, con un criterio comercial que privilegia lo violento o lo espectacular por encima de lo humano. Me interesa mucho lo cultural y lo cotidiano, me interesa el periodismo como posibilidad de construir memoria”.


• La literatura latinoamericana últimamente se ha saturado de temas que hace unos años estaban vedados, como el sexo, la violencia, los sicarios. ¿Qué piensa de eso?


A.S.R.: “La literatura puede ocuparse de cualquier tema, ahí no veo problema. Lo que me parece triste es tratar ciertos temas simplemente porque están de moda, o porque las editoriales se los imponen a los autores con el propósito de vender más libros. Creo que eso vuelve mercenario al escritor y empobrece la literatura”.


• ¿Volvería a enfrentarse a Pambelé?


A.S.R.: “Del Pambelé personaje ya me ocupé lo suficiente en mi libro El Oro y la Oscuridad. No me quedó absolutamente nada por contar de su vida, salvo la letra menuda de sus desórdenes personales, que no me interesaba reconstruir en detalle porque considero que ese tema tiene más vínculos con la porno-miseria que con la literatura. Al Pambelé ser humano le profeso un cariño inmenso y, por supuesto, sería capaz de encontrarme con él un millón de veces”.


• ¿Ha vuelto a ver al protagonista principal de su libro De un hombre obligado a levantarse con el pie derecho?


A.S.R.: “No. Hace rato le perdí la pista. No tengo la menor idea de por dónde anda”.


• De los libros de su biblioteca personal, ¿cuáles son sus preferidos?


A.S.R.: “Supongo que los de periodismo narrativo, los de Talese, Capote, Tom Wolfe. Pero también amo las novelas de Camus y los cuentos de Cortázar, y la poesía de Juan Manuel Roca. En realidad, quiero todos mis libros”.


• ¿Cree que “educar es soñar con hacer un mundo mejor”?


A.S.R.: “No me acuerdo quién decía que el hombre empieza a ser viejo cuando deja de ser educable. Yo creo en eso”.


• ¿Le gusta cocinar?


A.S.R.: “Como cocinero tengo un talento comparable con el del Tino Asprilla para la ópera y el de Maradona para la diplomacia. Por fortuna, siempre he estado rodeado de gente que cocina de manera sublime. Eso no me excusa, pero es sabroso”.


• Para terminar, cuéntenos una anécdota personal relacionada con la escritura.


A.S.R.: “No es una anécdota pero sí es algo gracioso. Cuando estudiaba en la universidad me construí una reputación clandestina como comerciante de acrósticos y poemas de amor para muchachos desesperados. Todo el que tenía un problema con su pareja, o quería ablandarle el corazón a alguien, acudía a mí. Yo ponía cara de importante y le preguntaba los pormenores del caso. Después me sentaba a escribir un texto desvergonzadamente meloso, que le vendía a la víctima sin el menor remordimiento. En aquellos tiempos de penurias económicas, era la única manera decente que yo tenía de garantizar mis idas a cine. Sospecho que fui el autor intelectual de por lo menos un mal matrimonio”.