lunes, 7 de junio de 2010

REGISTROS EN LA CAJA NEGRA




¿Quién no está en facebook, no es nadie, no existe?

Por ser un tema de actualidad, de avance tecnológico, de eficacia, rapidez y de moda, en mi clase de filosofía y partiendo de la base de que “la filosofía es una actividad humana, que necesita de preguntas significativas, utilizando herramientas (preguntar, reflexionar, analizar, argumentar), para llegar a la lógica”, se me ocurrió poner de tarea, a los estudiantes de 10, 11 y 12, que hicieran un ensayo sobre esta temática, ¿fascinante, aberrante, absorbente, enloquecedora, práctica? ¡Qué se yo!

En principio todos se quedaron un poco extrañados, como viendo un chispero o a un avispero alborotado, cuando ha sido molestado, por unos cuantos chicos curiosos que, comienzan a zarandearlo con un palo.

Lo que sucede, como suele ocurrir, es que los estudiantes, sin dejar que la profesora o la miss, les explique, empiezan a divagar, loquear, refunfuñar, gruñir, porque no tienen claras las bases o los puntos a desarrollar.

¡Esa bendita manía de no dejar hablar a los mayores!, es la que nos tiene fritos.

Yo les repito constantemente la frase célebre: “Aprende más quién escucha que quien habla”, pero eso a ellos se les olvida.

Las condiciones del ensayo fueron:

Un título llamativo o impactante. Tipo: Argumentativo. Máximo 4 hojas, tamaño carta, a 1 ½ interlineado, letra arial, tamaño 12, con las citas respectivas al pie de página, bibliografía, etc.

El enfoque era todo lo relacionado con la comunicación: ¿Qué es la comunicación? ¿Cuándo estoy al chat, me comunico? ¿Qué pasará con nuestro lenguaje con todos esos códigos que utilizan los muchachos de hoy a nivel mundial? ¿Qué hará al respecto la Real Academia de la Lengua? ¿Qué quiero mostrar en facebook? ¿Mi figura y rostro en photoshop? ¿Acaso a mis amigos les estoy públicamente mostrando mi vida privada y se las oculto a mis padres? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del facebook?

No se alcanzan a imaginar los trabajos que recibí, para mí, fue una experiencia enriquecedora. La mayoría argumentó de manera clara, con habilidades impresionantes. Títulos como, “Facebook, cara o sello”, “Pescando con redes sociales”, “la razón de las palabras”, me llevaron a tener más claridad sobre el pensamiento de lo que significa “Facebook”, en realidad.

Con los resultados me doy por bien servida, valió la pena moverles la cabecita y los pensamientos.

En eso consiste la filosofía o ¿no?

Quiero compartir este ensayo de Alexandra Covo Juan, estudiante de grado 11 CBC, para que todos analicemos sus puntos de vista y su argumentación.

ESCLAVOS
Érase una vez, en la mismísima ciudad en la que vivimos, un hombre que, a sabiendas de que no iba a conseguir nada a cambio, se rompía la espalda cargando peñones gigantes desde la playa hasta el centro de la ciudad. Su espalda suplicaba descanso; su cuerpo, semidesnudo, imploraba sombra; su mente, ni aquí ni allá, auguraba su libertad; su memoria, esforzándose de manera fatigante, intentaba recordar en qué momento exactamente él se había convertido en un esclavo. Estas épocas, para fortuna de la humanidad, han terminado. Ya nadie esclaviza a nadie, ni nadie da órdenes a otros sin que éstos sepan que van a ser retribuidos. El tipo de libertad por la que millones de esclavos murieron no puede ser arrebatada de ningún ser humano hoy en día. Somos, según lo que se dice, libres. Sin embargo, ¿Será que el ser humano se ha deshecho al 100% de la esclavitud?

Caminamos por las calles y vemos a cientos de personas escribiendo por el Blackberry; llegamos a casa, y lo primero que hacemos es entrar a Facebook; nuestros temas de conversación van muchas veces ligados a lo que publicó alguien en Facebook, Myspace o a lo que le dijo el amigo de un amigo a mi amigo por Messenger; si no funciona el Blackberry, muchas veces ni salimos, pues se nos hace difícil conseguir algo que hacer. Al parecer cada día necesitamos más de estos medios de comunicación para subsistir. ¿Será que el ser humano, después de tanta libertad, necesitó de algo que lo privara un poco de ella?

Nosotros mismos nos hemos esclavizado a través de una cantidad de cosas que, como humanos, no necesitamos para vivir bien. Sin embargo, al poner dichas cosas en nuestra vida diaria, se fueron convirtiendo en una necesidad, en una adicción, en una esclavitud. Somos esclavos tanto del mundo virtual que nos brinda Facebook como del famoso Blackberry Messenger. Nos encanta hundirnos en esta vida irreal que vemos a través de una pantalla y que hasta su propio lenguaje ha adquirido.

Nos hemos dejado llevar, poco a poco, por tecnologías que fueron creadas para beneficiarnos. Es extremadamente cómodo poder hablar por el Blackberry con personas que se encuentran lejos, o hacer el plan del fin de semana de manera rápida y concisa utilizando Messenger. Es delicioso poder utilizar el e-mail de manera sana o distraernos viendo fotos y uniéndonos a grupos en Facebook. Es muy placentero. Pero al ser las cosas llevadas a un extremo, lo que solía ser una distracción pasa a ser algo insano.

Nos hemos metido en el mundo virtual, y estamos empezando a creer que éste es el verdadero mundo. Nos encanta la cara que mostramos en Facebook, o la manera ‘cool’ en la que nos comunicamos a través de éste, acortando palabras e hiriendo nuestro lenguaje. Ya el ‘qué’ en el mundo virtual no existe, ha sido reemplazado por una simple ‘q’. Muchas palabras como ‘bien’ han sido acortadas para evitar demorarnos al escribir. Lastimosamente, por querer facilitarnos algo, estamos dificultándonos otras cosas. Actualmente es arduo para muchos estudiantes escribir con buena ortografía. Esto se debe a que gran parte de lo que escriben es por Messenger, Blackberry o Facebook. Tal vez jamás se olvide la forma original de escribir, pero después de probar con una técnica más fácil, la original pasa a ser aburrida y lenta.

¿Qué ha hecho que acojamos dichas tecnologías de tal forma que nos hemos convertido en esclavos de ellas? ¿Será que estas tecnologías nos brindan seguridad? ¿Qué tiene que ver Facebook y Blackberry con nuestra autoestima? Desafortunadamente hemos llegado tan lejos, que hemos permitido que dichos medios manipulen nuestra autoestima. El ser humano ha acogido este tipo de tecnologías para llenar vacíos que antes no existían. Sin el Blackberry o sin entrar a Facebook o a Messenger en un día, muchos nos sentimos desnudos, como si algo nos faltase, y esto hace nacer en nosotros una inseguridad. “El ordenador nació para resolver problemas que antes no existían.” Lo único que puede quitarnos la inseguridad es volver a tener nuestro Blackberry en las manos, así sea que se esté descargando y no nos vaya a servir para mucho. Facebook y Blackberry, para la gran mayoría, son como sustancias adictivas.

¿Quién diría, al verlo, que ese hombre

duerme mal en la noche y quisiera dormirse

como la tierra reseca tras jornadas de lluvia?

Nadie, entre aquellos que van y los que vienen,

percibe que ese hombre es adicto.

Adicto a imaginarte en su vigilia.

Adicto a tu voz y tus silencios.

Adicto a tu cercanía y tu distancia.

Adicto al cuerpo que acercas o rehúyes.

Adicto a tu dulzor y tu amargura.

Adicto a tu boca y tu saliva.

Adicto a tu sabor, adicto a tu aroma.

Adicto a ti y a ser adicto.

Y a querer que su adicción no tenga cura.

Es una paradoja, lo que pasa con respecto a Facebook y al Blackberry. Nadie quiere ser esclavo de un ordenador o un celular; nadie quiere ser adicto a la tecnología. Aún así, lo que demostramos con nuestra actitud es que somos adictos a ser esclavos de éstas tecnologías. Superficialmente no sufrimos con éste tipo de esclavitud, lo que nos hace adictos a ella. Nos gusta ser esclavos, pues es la única forma en la que físicamente podemos aguantar tanto tiempo frente a un aparato electrónico. Somos adictos a la esclavitud. Somos adictos. Somos esclavos después de tanto tiempo.

Y pronto veremos cómo un hombre, de pulgares gigantes y muñecas extremadamente livianas escribe a la velocidad de la luz en un ordenador último modelo; un ordenador que viene encendido desde que su usuario se levanta hasta que se duerme; un usuario con sobrepeso debido a la falta de actividad física, que se pasa publicando fotos, comentando en ellas y chateando al mismo tiempo; un hombre que sólo despega su mirada del ordenador para ver quién le ha escrito por su Blackberry; un ser humano mudo, solitario y frío, esclavo del único mundo real para él: el mundo virtual.


BIBLIOGRAFÍA:

Gates, Bill. 2008. Artículo en Línea: Citas sobre tecnología.

http://www.gran-angular.net/101-citas-sobre-informatica-frases-tecnologia/2008/04/10/

Mansilla, Juan Ramón.2006. Articulo en línea: http://www.poemasde.net/adicto-juan-ramon-mansilla/
























2 comentarios:

  1. Muy bueno... felicitaciones a las dos.
    Y buen trabajo Lidia, esto es lo que debe hacer el buen profesor.

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  2. Enhorabuena por tu trabajo, Lidia. Muy, muy interesante y esclarecedor. Por cierto, gracias por utilizar de manera tan certera mi poema.

    Juan Ramón Mansilla

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