domingo, 9 de octubre de 2011

ALBERTO SALCEDO RAMOS


IR DESPACIO Y ENCONTRAR A DIOS EN LOS DETALLES

Por: Lidia Corcione Crescini 

Amanece uno recordando el verso de Serrat:
"De vez en cuando la vida nos besa en la boca".
 Y toma sin afanes un nuevo sorbo de café.
(A.S.R)

Por estos días se escucha hablar del mejor cronista de Colombia. Cronista de cronistas, que conoce bien cada rincón que pisa, porque tiene la probidad de manosearlo.
En eso radica su éxito, porque no pierde el mínimo detalle para forjarlo en sus escritos. Su trabajo es impecable, bañado de ética, responsabilidad, respeto, profundidad y camino… Camino que, encuentra en su cotidiano andar y nos lo muestra de manera real y cierta, enajenado de ficción.

Salcedo Ramos, agradece con sinceridad a todos aquellos que, lo han apoyado en el peregrinar de las letras y le saca el mayor provecho hasta el zumbido de una abeja.
Ese es Alberto, hombre franco, que nos contagia con su sonrisa, sus apuntes,  chistes y vivencias.

Muchos conocemos su obra y es por eso que ratificamos su capacidad y el delicioso sabor que sentimos cuando devoramos sus crónicas.

 En su último libro, La eterna parranda. Crónicas 1997-2011, Juan Gossain comenta en la contraportada: “La obra de Salcedo Ramos es totalizadora y completa, minuciosa, no deja cabo ni ovillo sin desenredar, y cumple con el único deber verdadero al que se obliga un escritor: contar el cuento bien contado” y Simón Posada en uno de sus escritos nos manifiesta sin errar: Alberto Salcedo ha pasado gran parte de su vida espiando a Diomedes Díaz, a futbolistas travestis, a enanos toreros, a boxeadores famosos y fabricantes de traperos que suben al ring dispuestos a perder. Un psiquiatra diría que tiene una patología extraña, pero la cuestión es más sencilla: Salcedo es un morboso profesional, al punto de que si se puede regresar en avión a Bogotá después de hacer una historia con el peor equipo de Colombia, decide subirse al bus para vivir en carne propia el regreso de catorce horas de los perdedores a casa.

En una ocasión lo entrevisté y al preguntarle -¿Qué siente usted al escribir? Me respondió: “Cuando comienzo un texto lo que siento es angustia. Casi nunca sé por dónde arrancar ni conozco el tono que va a tener mi relato. Esa fase, en serio, me produce mucha ansiedad. Pero cuando avanzo, cuando veo una pequeña luz dentro del túnel, cuando mis dudas se van aclarando, cuando descubro que la historia es capaz de defenderse, entonces ya no siento angustia sino una poderosa necesidad de seguir empujando el tren hasta el final. Ya en ese momento me siento justificado y no me quiero cambiar por nadie”.

¿Se trasnocha para escribir? ¿Se aísla? ¿Quiere acabar el texto de un solo tirón?
 “Me gusta trasnochar leyendo pero no escribiendo. Para escribir prefiero levantarme bien temprano y darle duro al pedal, hasta donde me alcance la carga. Y claro que me aíslo. Necesito que el lugar en el que escribo sea silencioso. Si hay un mínimo ruido, sobre todo música, estoy en serios problemas, porque me desconcentro y no me sale nada. Nunca me pasa por la cabeza la idea de acabar de un solo tirón. Yo soy un tipo más bien acelerado, pero a la hora de escribir me lleno de paciencia porque respeto mucho mi trabajo y entiendo que debo darle mi tiempo mejor”.

Salcedo Ramos, tiene muchos seguidores en Facebook, medio masivo que se expande a diario. Estoy segura que todos los que le han solicitado pertenecer a su cuenta es porque van detrás del saborcillo, de la calidad humana, de este personaje,  por esa manera única, de decir las cosas.

Hace unos días le comenté que me había tomado el trabajo de sacar una a una sus anotaciones en Facebook y él se echó a reír pícaramente. Lo hice porque cada uno de sus comentarios es una pequeña crónica y, Salcedo Ramos, es una crónica en sí mismo, encierra versículos, capítulos y tomos. En esta enciclopedia de la existencia, de nombre Alberto Salcedo Ramos, sentimos la vida de modo diferente.

Cuando abro mi cuenta en Facebook, por ejemplo, me encuentro a Alberto Salcedo Ramos, con sus apuntes certeros, que replican en 50 o más comentarios:

·         ¿En serio quieren gorrearme, muchachos? Con gusto me dejo. Los invito a comer deditos de queso en Narcobollo de Cartagena, pastas donde la Nena Lela de Barranquilla, pargo rojo en Miss Celia de San Andrés. Pero no me pidan el libro "La eterna parranda. Crónicas 1997-2011". En él invertí mucho trabajo y muchos jirones del alma. Así que ¡a comprarlo, que ya está en puntos de venta!

·         Respeto a los reporteros que andan de afán, a los que están obligados por las circunstancias a ver la realidad desde un auto de Fórmula Uno. Pero a mí me gusta ir más despacio, permanecer más tiempo. Creo, como Flaubert, que Dios está en los detalles. Quiero saber si el asesino tenía tenis o sandalias, y si lo que bebió antes de disparar fue chicha de arroz o cerveza en lata.

·         La verdadera madurez intelectual y anímica empieza cuando uno oye la música y lee los libros que le gustan y no los que recomiendan los pontífices; cuando uno tiene las agallas de oír con la frente en alto el bolero más cursi, aquí o en la Patagonia.


·         Nunca he podido entender por qué muchas mujeres se rapan sus cejas verdaderas para después ponerse unas cejas de mentira con un lápiz delineador. Me queda más fácil comprender el Teorema de Pitágoras. Aunque me gustaría oír algunas explicaciones

·         Querido niño Dios: al principio te pedí que me dieras talento para elaborar unos "niños envueltos" como los que hace mi abuela, la viejita Elvia. Después quise hacer un mote de queso como el que prepara mi amiga Lidia Corcione. Pero no se pudo, querido: fracasé. Y renuncio. Eso sí: todavía te pido algo mínimo: ¿cómo coño hago para que la cocina no me quede siempre regada de aceite?

·         Hoy, grabando en el Carnaval de Barranquilla, desatendí el Undécimo Mandamiento, que recomienda no dar papaya. La consecuencia: me robaron el teléfono celular sin que me diera cuenta. Tal y como dije una vez en una crónica, en este país uno tiene que darles las gracias a los ladrones. Les agradezco que fuera sin dolor y que me dejaran vivo. Pero ahora necesito sus números. Pueden mandarlos al privado si quieren.

·         Una cadena de televisión trina en Twitter: "Policía impuso 1300 comparendos a personas CONDUCIENDO en estado de embriaguez". ¿Eran los policías los ebrios? Qué pésimo ese gerundio. Otra cadena televisiva replica: "en el accidente murió UNA MENOR DE SEIS AÑOS". Si era "menor de seis", ¿cuántos tenía: cinco, cuatro y medio, dos? Nuestros noticieros son un desfile de muertos, pero el más grande todos es el idioma.

·         ¿De dónde habrán sacado los administradores de los supermercados de cadena que el queso costeño es ese bloque duro como una piedra, salado e incomible que le venden a uno acá en Bogotá? Yo crecí en el Caribe en el hogar de un ganadero, y créanme: el queso que me comí en la infancia, y el que me comí donde algunos amigos míos, era una delicia, no un peñón apto para descalabrar al prójimo.

·         ‎- ¿Cuánto cuesta la Barbie de la vitrina? - Depende, señor: tenemos Barbie en el gimnasio: 19,95. Barbie juega voleibol: 19,95. Barbie va a la playa: 19.95. Y Barbie divorciada, por 265.95. -- Caramba, ¿y por qué esa Barbie divorciada cuesta tanto? -- Bueno, es que esa viene con el auto de Kent, el yate de Kent, los muebles de Kent, la computadora de Kent y hasta un amigo de Kent.

·         Si de repente un huracán barriera de la faz de la tierra el jarabe de totumo y el Guayacolato, si de golpe el planeta entero se quedara sin pastillas de Diclofenaco y sin Robitussin, ¿qué les quedaría a las Empresas Promotoras de Salud colombiana en sus despensas? Quizá sería más piadoso que las EPS les obsequiaran a sus indefensos pacientes galleticas Noel que sus remedios de medio pelo.


·         En lo poco que va del año he conocido por lo menos cuatro historias de personas que se cuidaban al máximo, que se esmeraban por hacer ejercicios, que comían de manera saludable, y sin embargo murieron prematuramente. ¿Debo suponer que los hábitos sanos están entrando en crisis?

·         Amo febrilmente a mi tierra Caribe, sus paisajes, sus símbolos. Y aunque suene ingenuo me resisto a creer que alguna vez se haya planeado un crimen encima de una mecedora momposina o de un chichorro sampuesano.


·         Mi madre, que me había comprado aquel Monopolio diez días antes, veía feliz como yo arruinaba a los compañeros y acaparaba las propiedades mejores. Entonces dijo: "este pelao va a tener plata". Malas noticias, mami: era solo un juego, era solo un juego.

·         Recientemente vi en el aeropuerto de Cartagena una escena ya común: un europeo sexagenario - y este, además, tenía piercing y cola de caballo - besuqueba en la fila a una negrita nativa de escasos 20 años. Recordé un viejo chiste según el cual esta relación es de amor-odio: él ama la juventud y ella odia la pobreza. Pero el asunto, en esta ciudad flagelada por el hambre y la prostitución, no me parece chistoso.


·         El trovador Alejo Durán fue increpado en la Universidad del Atlántico por una escritora: "usted no es más que un machista". Durán, analfabeta y sentencioso, soltó un disparate inolvidable: "mija, es que por donde yo me muevo solo veo hembras bonitas. Mis hijas son unas hembras bonitas y mi vecina en Planeta Rica también es una hembra bonita. Entonces, como hay un hembrismo tiene que haber un machismo".

·         Después de dar click para aceptar las cuatro solicitudes de amistad que me enviaron en las últimas horas, me quedan faltando seis cupos para llegar al tope de 5 mil amigos que permite Facebook. Pero ni por el putas abriré una segunda cuenta porque, como dice mi abuela Elvia, la sinvergüenzura tiene un límite, mijito.


·         Ya descubrí el truco para mantenerme siempre en el límite de los cinco mil: tener una tijera podadora y estar, de vez en cuando, eliminando a uno que otro abusivo de esos que los taggean a uno en la foto de la sacada de su primer diente, o en el aviso de su venta de partes de computadores

Ese es Salcedo, teje cada palabra y las convierte en concierto, concierto de realidades que atrapa en su diario peregrinar.
Es por eso que al preguntarle: A usted le gusta mucho lo cultural, con énfasis en la cotidianidad…, me responde: “Creo que la cotidianidad es la gran inmolada de nuestro periodismo. Me refiero a la cotidianidad del hombre común y corriente, el que no mata ni muere, ni descubre la vacuna contra el cáncer de cuello uterino, ni gana discos de oro como Shakira, ni se casa con la actriz de moda, ni se gana el reality de turno, ni secuestra un avión en pleno vuelo. Muchos de nuestros medios en América Latina no cuentan la realidad, sino que la venden al detal, con un criterio comercial que privilegia lo violento o lo espectacular por encima de lo humano. Me interesa mucho lo cultural y lo cotidiano, me interesa el periodismo como posibilidad de construir memoria”.

Y, para terminar, le digo, cuéntenos una anécdota personal relacionada con la escritura.  “No es una anécdota pero sí es algo gracioso. Cuando estudiaba en la universidad me construí una reputación clandestina como comerciante de acrósticos y poemas de amor para muchachos desesperados. Todo el que tenía un problema con su pareja, o quería ablandarle el corazón a alguien, acudía a mí. Yo ponía cara de importante y le preguntaba los pormenores del caso. Después me sentaba a escribir un texto desvergonzadamente meloso, que le vendía a la víctima sin el menor remordimiento. En aquellos tiempos de penurias económicas, era la única manera decente que yo tenía de garantizar mis idas a cine. Sospecho que fui el autor intelectual de por lo menos un mal matrimonio”.

Bien vale la pena leerlo y descubrir en sus líneas, a un hombre galopando en los minutos que transportan las palabras por un manantial que nos refresca la dura realidad de cada historia.




martes, 28 de junio de 2011


Estimada Poeta
Cordial saludo.
Le informo que  Río de voces, el espacio de la literatura”, en UnicórdobaStereo, 90.0 F.M, inicia un programa especial titulado: "Río de voces de poetas, narradores y ensayistas del Caribe Colombiano". El citado programa radial es una, entre otras, de las actividades del Grupo de Investigación en Literatura del Caribe (GILC).
Ellas escriben en el Caribe: entrevistas a mujeres poetas” es la primera fase del mencionado programa radial. Considerando la importancia de su voz poética en el concierto de voces del Caribe, estamos cordialmente invitándola a ser parte de este importante proyecto de investigación, extensión y publicación (antología).
"Río de voces de poetas, narradores y ensayistas del Caribe Colombiano" es un programa de entrevistas que tienen como fin dar a conocer las voces y las obras de quienes escriben la literatura en el Caribe Colombiano.
Vengo trabajando en el proyecto de investigación:
Mujeres poetas del Caribe colombiano. El resultado de éste es la publicación de una antología de poesía femenina del Caribe. La búsqueda me ha llevado a identificarlas como excelentes poetas. Por ello, las estoy invitando a formar parte del mencionado proyecto.
Rubén Darío Otálvaro Sepúlveda
Escritor cordobés
Magíster en Literatura Colombiana e Hispanoamericana
Director Río de voces
Director Grupo de Investigación en Literatura del Caribe (GILC).
Profesor-investigador Universidad de Córdoba



ELLAS ESCRIBEN EN EL CARIBE: ENTREVISTAS A MUJERES POETAS
LIDIA CORCIONE CRESCINI
RDO-Para algunos poetas el poema es el registro de una canción interior ¿Qué es la poesía para usted?
LC-La poesía para mi es la luz que invade la esencia del ser. En mi caso particular una canción infinita que viaja  estremeciendo mis alas en busca del reencuentro conmigo misma… Más allá del viento, del mar, del ocaso, del andar. Confabulación total del cosmos.

RDO-¿Qué es más importante en el poema: el ritmo, las ideas o las imágenes?
LC-El poema es un todo. Las ideas y las imágenes danzan rítmicamente, van deslizándose de manera sutil en la filigrana del silencio. Cuando las palabras caen en danza mágica son la antesala de un poema.

RDO-Se afirma que la poesía es tarea de muchos pero oficio de pocos…
LC-Antes que tarea de muchos y oficio de pocos… es un sentir que nos salva del abismo. Nos permite penetrar e inventar imaginarios que van más allá de la tarea o el oficio. Es una condición que fluye en un constante devenir, dándole forma al sentimiento a través de la palabra convertida en verso.

RDO-¿Por qué  usted lee poesía?
LC-Es necesaria. Me apasiona, me absorbe. Vibro interiormente, me traslada de manera inadvertida.

RDO- ¿Qué sentido tiene para usted escribir poesía?
Todo. La vida es un poema, yo tengo vida y mi esencia es un canto de alabanza.

RDO-¿Cómo, cuándo, dónde usted escribe?
LC-En cualquier papel, en cualquier momento. Cuando miro a través de una ventana me imagino lo inimaginable. Anoto y anoto, después en mi habitación continúo de manera espontánea… Así empieza la historia de cada poema, unos salen de inmediato, otros descansan en el papel…, luego van adquiriendo cuerpo, música, armonía.

RDO-Wordsworth decía que la poesía proviene de la emoción que recordamos en la serenidad.  ¿De dónde proviene la poesía?
LC-Efectivamente, cuando me encuentro en esa línea que divide la euforia o la tristeza, en esa línea serena, dejando a un lado lo emotivo, las pasiones…, el resultado es lo que persigo: que sea universal para que mi poema vaya dirigido al lector específico.

RDO-¿Cuáles son sus lecturas poéticas? ¿De qué influencias es usted consciente?
LC- Leo constantemente a Borges, Whitman, Blake, Unamuno, Lord Byron.En mi juventud Pablo Neruda, Bécquer, Walt Withman.

RDO-La literatura –escribió Borges- es el recuerdo y el olvido de lo que hemos leído y vivido. ¿Cuáles son las fuentes o la materia de su escritura poética?
LC-Lo ontológico, el ser es casi una constante indagando sobre los principios, la esencia misma de la realidad… Una contemplación a través del universo.

RDO-¿Podríamos hablar de una poesía de la mujer? 
LC-Considero que no existe una poesía de la mujer, tal vez una variante en cuanto a la parte estética por su misma naturaleza de procreadora: engendra vida.
La poesía como tal es una sola, universal. No puede enmarcarse en un género, sea masculino o femenino. Ambos tienen de ambos y ambos se complementan.
Los referentes para cualquier poeta son los mismos. Su ojo interior es el que da forma y vida al poema.

RDO-Todo poeta tiene una estética y una ética a la que instintiva o conscientemente obedece…
LC-Lo dije anteriormente. El contexto social, las costumbres, la historia de cada persona influye en cada autor y es él el que escribe con toque diferente tanto en lo ético como en lo estético.

RDO-¿Considera usted que la poesía debe sólo aspirar a dar testimonio de la íntima verdad anecdótica del poeta o también de la realidad histórico-cultural que la origina?
LC-La poesía no debe ser una aspiración, tampoco un testimonio. La poesía es un lenguaje que traspasa los límites de cualquier circunstancia. La poesía es un lenguaje poderoso de invención y a través de él se navega por el mundo buscando abolir la apariencia y hallar el cambio que surge y se deriva de las palabras mismas.



ALBERTO SALCEDO RAMOS.  Contraportada del libro Memoria de mis manos

En un poema nos dice que, en su viaje, escucha al grillo que canta. En otro nos advierte que la nube que desciende para lavar la tierra, al caer lee la partitura de su cuerpo. Además nos notifica que aprende los fonemas “en el silencio de la hormiga y en el pájaro que se clava la espina y canta hasta morir”.  En Lidia Corcione, quien se autodefine como “Eva por descendencia”, la poesía no es artificio sino naturalidad. Si hemos de creerle a Miguel de Cervantes Saavedra cuando afirma que la poesía tal vez se realza al cantar cosas humildes, este libro vendría a estar más que justificado. Tiene una hondura emotiva que nos acompaña aún después de doblar la última página. Varios de los versos de este poemario son como relámpagos que nos ayudan a mirar y a mirarnos. Y al final entendemos mejor lo que quiso decir Robert Penn Warren cuando planteó que “un poema no es algo que se ve sino la luz que nos permite ver”.

DEVENIR
Aprendo los fonemas
en el silencio de la hormiga,
en el vuelo de la mariposa
que reta al viento.

En el pájaro que se clava la espina
y canta
hasta morir.

Soy niña
en el prólogo y en el epílogo,
en el sueño y enel camino.

Navego de orilla a orilla.

Y en la intimidad
de mis manos
no quiero recordar
que el tiempo
es otro río.                                    Publicado en el libro Memoria de mis manos


LEVEDAD

El vuelo del tiempo
marca en mi espíritu
la voz del agua,
la risa del viento,
el silencio de los muertos.

El vuelo del tiempo
estremece mi cuerpo.
Lo borda
lo trenza en capullos
lo unge
lo eleva
lo desnuda.

Mi espíritu
ahora
eterno.
Publicado en el libro Memoria de mis manos






miércoles, 10 de noviembre de 2010

martes, 28 de septiembre de 2010

MIS LETANÍAS


SE BUSCA...


¿Te le mides?


OBSERVACIÓN: Esta petición es muy delicada.

Se busca urgentemente para liderar a un pueblo un hombre o una mujer que maximice su conciencia en bien de la ciudadanía y minimice la pobreza, el analfabetismo, el abuso de menores, la pornografía infantil, la escasez de centros hospitalarios, la erradicación del mototaxismo, vendedores ambulantes, cráteres de las calles, mendicidad, suciedad, injusticia social, basuras, inseguridad, indiferencia.

Un hombre o una mujer que tenga algo de la Madre Teresa de Calcuta (que renuncie a los votos de enriquecimiento ilícito con el mitimiteo y se comprometa sin miramientos a sacar a flote a la ciudad; ese alguien debe tener un poco de Gandhi, luchar por sus ideales con firmeza como un buen líder “digno de imitar y aclamar”; alguien que cuando se siente en el trono, cargue consigo toda la sabiduría del rey Salomón, tenga el puño efectivo como Mano de piedra Durán, para mandar a la lona a todos esos contratos, acuerdos, actos que, desfavorezcan o vayan en detrimento de los intereses de todo un pueblo. Qué no pase por encima de la ciudadanía a pesar de las diarias quejas (en los medios de comunicación), que tenga claro que la época de la inquisición pasó a la historia hace rato, aunque las torturas a las que nos vemos sometidos son peores que las de aquellas épocas.

Ese alguien con todos sus camaradas (curules), deben tener una hoja de vida impecable, libre de vicios del consentimiento, libre de ataduras (favores por devolver), que sus votos se los gane a pulso en las batallas de la vida, de la verdad, de la realidad palpable, esta que nos está doliendo a todos y cada uno de los habitantes de esta bella tierra a punto de convertirse en pocilga.

No es requisito indispensable que ese hombre o mujer tenga elocuencia y verborrea para convencer a un pueblo oprimido que de tanto esperar la luz, que brille para todos, se agarra de cualquier asidero obnubilado de fanfarronería (y vuelve y juega), puede ser hasta mudo, pero eso sí, que sus actos, obras, habilidades, sean concretas, determinantes, efectivas para el desarrollo y que todos quedemos conformes con el progreso y de esa manera sentirnos satisfechos de haber pagado esa suma descomunal del impuesto predial.
Hago un llamado, no sólo a los jóvenes, quienes deberán tener un compromiso muy importante: hacerse escuchar de una manera masiva, apartados de tanta politiquería y corrupción por la que a través de tantos años hemos soportado con desfachatez, el uso y el abuso de muchos dirigentes que se pasean por la vida sin importarles si las cosas se dan o no se dan y después campantes en sus camperos, se desplazan por el mismo suelo con la cabeza erguida y el cuello estirado, sin mirar atrás, aunque hayan dejado la ciudad lavada con orines y el hollín tragándosela.

Estoy convencida de que candidatos que llenen estos requisitos, acompañados de ganas, verraquera, honestidad, transparencia y sentido común, los hay en buena cantidad, es por ello que los invito a que, sin miedo se postulen para derrumbar de una vez por todas esos íconos de barro que con sus mañas nos han convertido en unos títeres del sistema imperante.

La sabiduría grita por las calles, levanta su voz en las plazas. Presenta su llamado en las encrucijadas, pronuncia su mensaje en las puertas de la ciudad: ¿Por cuánto tiempo más, gente insignificante, preferirán sus estupideces? ¿Hasta cuándo los burlones se entretendrán con sus mofas y la gente estúpida se negará a saber? (Prov: Cap 1, V 20-22).


MIS LETANÍAS
Con mi camándula en la mano, acariciando una a una sus chaquiras, en cada decena de Ave Marías y en cada misterio, ya sea glorioso, gozoso o doloroso, elevo mis ojos abiertos, orando con persistencia, rogando a la Virgen y a su hijo, para que esta procesión en la que se han convertido los problemas latentes de mi país nos lleve de alguna manera, si no a la felicidad, a lograr un vivir más digno en esos programas de gobierno, que todos prometen y, al momento de la verdad, la corrupción los dilata.

Atractivos postulados, codiciados por un pueblo que ya no sabe ni dónde meter mano para encontrar un respiro y un mejor vivir.

Me preocupa el hecho, de que si en verdad se está convencido de los argumentos que se pregonan y por los que abogan, no entiendo el por qué ante una situación tan seria y comprometida, como lo es el lanzarse a una candidatura (de cualquier índole), en pos de velar y resguardar los intereses comunes, apartando el interés individual, de un día para otro, se cambien las ideas, como cambiarse de calcetines y estrenar zapatos de una manera folclórica. Muchos de los candidatos en el mundo político, con su elocuencia, llegan cargados con contenedores de 40 pies, trayendo soluciones, luego, en un abrir y cerrar de boca, cuando están montados en el potro, cambian de manera mágica.

¡Quién los entiende!

¿A quién creerle?

¿En dónde quedan sus propuestas y ese ánimo de precursores que los indujo a esos fines?

¿Acaso la necesidad de nuestro país, no es la que todos conocemos, sin importar el color o el nombre del partido?

Si fuesen consecuentes con sus palabras y planes a ejecutar, entonces, palabras más, palabras menos, todos tendrían que desarrollar las mismas estrategias, porque el problema no es de partidos; Colombia es una sola, hay que sacarla adelante, con un compromiso serio, llámense como se quieran llamar los partidos, porque los problemas están a la vista y cualquiera que se postule, debe estar convencido de que la lucha es para Colombia y, para todos los que la habitan.

Concluido el manoseo de mi rosario, doy inicio a las letanías, de esas promesas a ejecutar:

1-Por la construcción de un modelo económico que garantice la justicia social: ¡Señor, ten piedad y que sea verdad!

2–Por las garantías políticas, económicas sociales y culturales: ¡Señor, ten piedad y que sea verdad!

3– Por un estado social de derecho: ¡Elegido, ten piedad!

4-Por el merecimiento de un mejor vivir (casita, salud, educación, etc.): ¡Elegido, ten piedad y que sea verdad!

5–Por canalizar mejor los recursos: ¡Elegido, ten piedad y que sea verdad!

6–Por la cultura de honestidad: ¡Hombres y elegidos, tengan misericordia!

7–Para que acabe la corrupción: ¡Señor, Señor, ten piedad, te lo pido, por favor!

8–Por erradicar la pobreza: ¡Ambicioso, ten piedad, por caridad!

9–Por una ética transparente en el desarrollo de las funciones: ¡Aristóteles, recuérdales de la ética y Señor, ten piedad!

10–Por el NO a la política del conflicto social armado: ¡Líbranos, Señor, de todo mal y ten piedad!

11–Por la recuperación del campo: ¡Bendito Señor, fuente de vida, ten piedad!

12-Para que acabe la violación de los derechos humanos: ¡Cristo ten misericordia!

13.-Por ver sonreír a más niños: ¡Bendito Dios, hágase tu voluntad!

Y de todas las demás letanías que carecen de compromiso real: líbranos Señor, para que seamos dignos de alcanzar los cargos a ocupar y las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!.



lunes, 26 de julio de 2010

QUE TE QUEDE CLARO:

“NADA SE SOBREENTIENDE”

El deber nos llama a todos sin excepción. Las vacaciones finiquitan. Nuevamente la tarjeta de registro marca la entrada y la salida.

Trabajar, trabajar y trabajar. “El deber te llama”.

“El ocio es la mamacita de todos los vicios…”, y yo aquí, con ganas de empezar.

Recibo una llamada, es mi hermana, me invita por una semana a Bogotá, mi hija ya entra a la Universidad, el día sigue caminando, no se detiene.

Todo es perfecto para mí, cambiaré de ambiente, cambiaré de clima, cambiaré de acento, aunque sigo siendo la misma: me levanto, los dos vasos de agua en ayuna me esperan, el cafecito mañanero me llama, la rutina es perfecta. Me acicalo, tengo bríos, me siento como una diosa mitológica, voy a retar los minutos, las horas. Viva la vida, estoy viva.

Todo listo, los tiquetes aéreos, salida a las 14:00 hrs, domingo, vuelo Avianca. Mi hija y yo arregladas.

Mi hermano nos va a recibir en el aeropuerto, verificamos el número de vuelo… ¡Hay un error!, ¡Algo extraño ha sucedió! ¡Encontramos un error!, son dos números de vuelo diferentes: misma aerolínea, misma hora, misma fecha.

Llamo a la línea 1-8000, efectivamente, nada que hacer, los vuelos tetiados, rellenos, embuchados. No se puede hacer nada, hay que seguir el rumbo. ¡Son dos vuelos a la misma hora! Escucho la voz de mi vecina, si sucedió así es por algo. Vuelve y juega eso de las supersticiones. Nada que hacer. Vivimos en un país que cree en agueros, jaja.

Aquí estoy, en la nevera. Abrigada como un esquimal. Riéndome de todo y de nada.

Concluyo: No todo lo obvio es lo lógico.

Esas son las cosas del lenguaje, de la comunicación, del habla. A veces todo parece perfecto, aclarado.

Me queda de experiencia: verificar antes de decir: Obvio. Estoy segura.



¿TE HA PASADO ALGUNA VEZ?
¿N.N?
ASÍ, TAL CUAL.
Cada vez que miro mi cédula de ciudadanía o documento de identidad, me repito como cotorra mojada: “Se busca, se busca”.

Suelto la carcajada e inmediatamente escucho un eco sórdido retumbar en mis oídos: “Quedaste inmunda, esa no eres tu, ja ja ja ja ja..."

Evoco las películas de vaqueros, no me perdía ninguna: en cada poste, aparecía la cara del bandido más buscado: “I WANTED”, recompensa US $ 500.oo (en aquella época eso era una millonada).

Empiezo a explorar mi foto y me veo con la boca torcida, una oreja más grande que la otra, un peinado adolescente que depende de la época, los labios como pantuflas después de un año de uso.

Me pregunto si algo tan personal como lo es la cédula y esa foto clandestina tiene que ver con ego, vanidad, autoestima o gadejo.

No seamos tan pendejos, a ¿ quién carajo le importa mi foto?
¿A quién carajo le importa mi edad?
Cuando alguien me aborda incisivamente: -¿Cuántos años tienes?-, yo les respondo con una mueca y le pelo uno de mis caninos: -¿Cuántos te sirven?-"Los que tu creas que tengo" y la compongo con una sonrisa.
Este documento que te identifica, es fiel copia de tu fisonomía, y permanece obligatoriamente en tu cartera recordándote la importancia que tiene, de lo contrario pasas a ser un "N.N", y no puedes realizar ninguna transacción, ni hacer nada de nada.

¿NOMBRE DE LA OBRA?

PRIMER ACTO: (Petrificación)

Mire al frente, no se sonría, quítese lo aretes, échese el cabello hacia atrás, deje las orejas al descubierto, quédese rígido…

SEGUNDO ACTO: (Un extraterrestre está de visita)

Un rostro en tercera dimensión, pálido, inmerso en la perspectiva de un niño de cinco años de edad, la mirada fría, el cráneo cónico, los ojos saltones.

TERCER ACTO:

Prohibido el photoshop.

NOMBRE DE LA OBRA:
CUALQUIER PARECIDO NADA TIENE QUE VER CON LA REALIDAD.
NOTA: Gracias a Dios a mi nadie me busca, ni piden recompensa.
¿ Quién tiene la culpa de este hecho?
La foto de mi cédula.



sábado, 17 de julio de 2010

AQUELLOS JUEGOS DE LA INFANCIA


“...Estaba la Marisola, sentada en su vergel, abriendo una rosa y cerrando un clavel, quién es esa gente, que pasa por aquí, ni de día, ni de noche, me dejan dormir...”.

Escuché, extrañada (es raro en esta época ver ese espectáculo, tan maravilloso), en una de esas tardes, en que caminaba por el paseo peatonal, cantar a una niña, que, con ingenuidad y cierta picardía, asía su falda por uno de sus lados, moviendo su cuerpecito de un lado a otro, sostenido, en sus zapatillas de ballet. Desde ese instante en un recorrido de dos Km., ida y regreso hasta mi casa, pude evocar con nostalgia y añoranza, los juegos de la infancia. Y llegó hasta mi mente la película: -Antón, Antón pirulero que cada cual entienda su juego, el que no lo entienda, pagará una prenda.../. OA, sin moverme, sin reírme, muda, a la mano, al pie.../. La sortija tija tija, la sortija tija tija.../. El puente está quebrado, quién lo compondrá, con cáscaras de huevo.../. De la Habana viene un barco, cargado de.../. Chupaté te té, patiná na ná, una niña en Paris, se cayó, se resbaló y en la punta de la cola se golpeó.../. Que pase el rey que quiera pasar, el hijo del conde se queda atrás.../. Oh, oh, tambor, materile rile oh, que venéis a buscar, materile rile oh.../. Dónde va mi pobre coja, renunflí, renunflá, dónde va mi pobre coja, renunflí zigzag.../. Juguemos en el bosque, mientras el lobo no está: -¿El lobo estáaa? -Se estáaaa poniendo los pantalonessss.../. La peregrina. El velillo. La bolita de uñita.

¡Qué juegos aquellos!, formaban parte de una infancia ingeniosa , creativa, vertiginosa, libre de temores y aspavientos, en donde los sueños, como cascabeles emitían carcajadas sonoras y hablaban por sí solos, volando de un lado a otro, como aquella mariposa vagarosa que andaba de rosa en rosa.

Todo eso ha desaparecido, dándole cabida a otros juegos; juegos peligrosos, en dónde no hay infancia y en dónde el futuro cada vez se hace más incierto. Juegos de adultos que involucran niños, que revertidos de furia, agresividad, maldad y turbulencia, han acabado con los sueños infantiles y con esas dulces historias para contar: comercio de cuerpos, sangre, mutilación, destrucción y muerte, es la real y cierta historia, que existe para contar.

La situación del país es tan caótica, esquizofrénica y grave: en la política, economía, justicia social, que, de manera sectoriataria y aislada, entiende su juego, sin pagar prenda. Se vive con el temor de ser emboscados, con cualquier acto hostil, y nos quedamos sin movernos, sin reírnos, mudos y maniatados. Algunos llevan la sortija tija tija y nos quiebran las ilusiones, para alcanzar un mejor futuro, que cada vez más, se desliza, como la arena entre los dedos.

¿Quién lo compondrá? ¿Con cáscaras de huevo? ¿Qué es lo que se busca?, renunflí, renunflá, con esas minas quiebrapatas, zigzagueantes, macabras, deplorables y sin sentido.

¿Por qué los lobos no muestran su cara en esta peregrinación hacia el calvario? ¿Y ahora con qué nos sorprenderán?

Tal vez, como muchos, y con nostalgia, me quedaré impregnada de aquellos juegos de la infancia y le pido a Dios, que esos juegos de guerra, no nos sean indiferentes, para que la resaca de la muerte no nos encuentre vacíos y solos sin haber hecho lo suficiente y que día a día, hagamos que los niños del mundo (eso incluye a nuestros hijos), puedan gozar de esa etapa, con las manos abiertas y el corazón libre, para sonreír.


PESADILLAAAA

En estos días la empleada de mi vecina le tocó montarse en dos busetas, desde donde trabaja hasta el otro extremo de la ciudad; salió muy arreglada, perfumada con “menticol”, para refrescarse, oler sabroso y así espantar los malos olores que se sienten en los buses y busetas, por aquello de que se pega, se pega. Rellenos de tal forma que la gente parece una chorrera de butifarras o chorizos.

¡Que enredo y que lío tan ¿inexplicable?!

La escuché hablar tan agitadamente que me di a la tarea de embarcarme en una buseta para ver hasta que punto ella decía la verdad.

Pienso que cualquier servicio es “un servicio” y si se paga por él, debe ser prestado en condiciones optimas para que el usuario dignamente reciba el trato que se merece.

Y aquí voy: Tres busetas en la esquina de un paradero una detrás de otra esperando a que San Juan lo agachara, los choferes en tertulia de carril a carril, el que está estacionado con el que viene, formando un embrollo y un caos tal que se empiezan a escuchar madrazos y la pitadera de los carros es estridente.

El conductor como si nada, con su nadadito de perro hace las veces de fantasmita porque parece ser que a él no le están hablando. Todo le resbala y muestra su sonrisa destentada en son de sabrosura. (Todavía no hemos arrancado, ¿qué tal esa?). ¿Idiosincrasia costeña?

Por fin, la partida: el chofer casi descamisado por ese vapor que genera esa olla pitadora, su ayudante quién recibe el billete, la novia del chofer en el asiento lateral, la estatua de la Virgencita del Carmen (que no puede faltar). Avanzados cuatro metros la primera parada: ¡Oye, Tuchín, un tinto ahí! Lo paga, se acomoda el minivaso con toda la cheveridad del caso para no quemarse ya que el tinto del Tuchín requema los dedos, lleva el manubrio con la mano izquierda mientras toma el tintacho con la derecha.

Los colgandejos sonando como cascabeles en cuna de niños, las borlas tejidas bamboleándose de tal forma me estaban hipnotizando, la carcacha de caja (traqueaba y hacía un ruido espantoso), la barra de cambios siempre en segunda a paso de tortuga mientras va haciéndose el embutido; lo más desastroso fue el tener que aguantarme a todo timbal la emisora que llevaba puesta. ¿Se imaginan cuáles eran las melodías? Reggeaton, champeta, vallenatos. Después el chofer como iba contra el tiempo (contra reloj), le mete su chancleta al acelerador hasta el fondo, parecíamos un volador en plena Navidad.... ¡Ese paseito es para los verracos!

¡Parada!, ¡parada!, ¡señor! en la esquina por favor y se siente el frenazo porque la esquina ya se la había pasado y los que iban de pies ni para aquí ni para allá, haciendo la ola involuntariamente.

Por supuesto esto parece más una broma, una quijotada que un servicio de transporte. Lo peor es cuando llegamos al semáforo de la tercera en Bocagrande frente al supermercado. Seis busetas en fila, la pitadera, la fumarola tóxica, el semáforo cambia hasta dos y tres veces, una de las busetas se traga la cebra, el peatón discute, el chofer blasfema, los vendedores de agua pregonan su producto y los mototaxistas como abejas invaden en medio segundo los lados y el centro de la calle. Esto es de película: Contaminación visual, auditiva y ambiental.

Es inconcebible que estas cosas sucedan en una ciudad con tan pocos habitantes. ¿Qué nos pasa?



miércoles, 14 de julio de 2010

¿Y…

CUÁL ES TU PRETEXTO?

Me levanto de la cama feliz por despertar de nuevo y estar otra vez con los ojos abiertos o mi mascota. Un día más con mis bichos. Las personas también se levantarán para ir a trabajar. Tengo espacios de soledad, espacios de compañía. Tengo personas a quién amo. Leo, escribo, me río, lloro.

El mar me saluda con el golpe de la ola mientras el cielo me anuncia que el día va a ser muy caluroso. Quien está en paz consigo mismo lo tiene todo, todo lo demás es accesorio.

Tenemos el cielo, los pájaros, los peces, la libélula, la mariposa, la hormiga, y en las flores que adornan la casa podemos ver el milagro de la vida y la tranquila aceptación de la muerte.

¿Qué es todo y qué es nada?

Que es todo, el todo es la nada y a la inversa. Nacemos poseyendo todo cuanto necesitamos, el amor; lo demás viene por añadidura, no importa si es abundante o escaso.

Nacemos sin nada, desnudos, sin ropa y tratamos de vestirnos a cada paso que la vida nos brinda y aún así nos sentimos desnudos. Pero la humanidad lo estropea con sus ansías de vestirse constantemente con lo material, con aquello que está de paso, con todo lo que es efímero, cuando la eternidad esta en nosotros en el mero hecho de nacer, pues ese acto tan maravilloso nos llena del todo.

Qué es lo que realmente busca el ser humano para sentirse satisfecho.

El ser humano busca cualquier cosa que sea efímera para sentirse satisfecho, pero cuando lo posee, vuelve a estar insatisfecho, es la rueda que gira sin parar. El ser humano ha perdido su parte espiritual, para dar paso a lo más primitivo al acto de posesión, casi por instinto, casi por un acto reflejo de supervivencia...es erróneo, pero así caminamos, salvo algunas excepciones. Nunca hay que generalizar.

La posesión ese mero acto tan primitivo que nos traslada a la envidia, a los celos, etc. y, al acto de estar siempre insatisfechos.

Si miramos a nuestro alrededor, robos, delincuencia, Latinoamérica con sus fracasos económicos, guerras pasadas y presentes, y, en algunos países la pobreza extrema, el analfabetismo, y todo lo que conocemos de manera trillada.

En clase de ética se habla de Talar Valores y hacemos referencia a los

cuatro elementos de la naturaleza en donde se encuentra por ejemplo ese árbol que nos rodea, ese árbol que es también manifestación de la vida...

El árbol llora cuando cae. No sólo hace ruido, gime, no importa si es en silencio, si es escuchado, si es visto. Siente al igual que todas las criaturas de la naturaleza.

Nosotros con nuestra indiferencia vemos a muchos árboles caer a nuestro alrededor y no nos inmutamos, ni siquiera lo sentimos.

Un niño mendigando un pedazo de pan, un anciano de mirada cabizbaja porque los años le han sacado ventaja, un desplazado, una mujer acabando de dar a luz, un amigo que te necesita y estás ausente, una guerra sin sentido, una pobreza absurda, un egoísmo marcado, un ir y venir lleno de odios, una humanidad a la que nada le sacia.

Talar valores, lo hacemos diariamente y cada vez en esta postmodernidad nos hemos dejado atrapar por lo superfluo, por lo sin importancia, dejando de lado lo que verdaderamente cuenta: escuchar al prójimo, al que está cerca, al que nos suplica una sonrisa, una palabra.

¿Qué buscamos realmente?



SUEÑOS DE UN MUNDO EBRIO

El día se asoma a mi ventana y los sueños se entretejen con la realidad y, con eso nos topamos a diario y los sueños, sueños son.

Dicen que soñar no cuesta nada pero soñar realidades tiene un costo muy elevado.

Sueña el cantor para que su voz mitigue el estallido de las bombas y misiles, sueña el poeta para que sus metáforas se hamaquen bajo la brisa de una tarde en primavera, sueña el pobre para que su hambre y desazón disminuyan y den cabida a sus manos para acariciar en vez de pedir, renegar y golpear, sueña el niño para que su sonrisa se columpie en el árbol de la ingenuidad y sus días sean de algarabías, juegos y caricias y no de maltratos, cargas pesadas, abusos sexuales y palabras destructivas, sueña el que se inclina ante el altar pidiendo por él mismo, su familia y, la posibilidad de que se le abran los caminos para llevar una vida digna, honrosa y decorosa (un techito, salud, chamba), sueña la tierra para que no la abusen y muera en la aridez asfixiada por las toneladas de basura, la polución, la contaminación, sueña la mariposa para que sus alas se abran en libertad y no sea mutilada por el odio que castra los movimientos y termina encadenando el pensamiento, sueña el ciego tendido en una acera estirando su mano de hule para sentir un ambiente de paz y tranquilidad, sueña el mandatario honesto para librarse de la corrupción y poder realizar sus propósitos en bien de la comunidad, sueña el maligno dictador haciendo de las suyas y fusilando, sueña el cura bendiciendo, sueña el burócrata descansando y hasta la hormiguita llevando sobre sus espalditas el más divino pétalo de otoño, suela el trabajador en borrar el rastro de la pereza.

Soñó el ateo que estaba en el último piso de la torre de Babel. El que, siendo como Lot, no pudo escapar como Lot. El que fue tragado por el Mar Rojo siguiendo órdenes. El que fue ejecutado porque no adivinaba los sueños como José.

Todos soñamos con un mundo mejor, pero como los sueños sueños son, debemos dejar de soñar y poner en práctica esos anhelos que soñamos despiertos empezando por la honestidad, la transparencia, la responsabilidad y el respeto.

El escritor Federico Hernández Aguilar nos dice en la introducción de uno de sus libros llamado gotas, El Universo: Una gota. “Érase una vez un loco mirando una gota de agua. No se movía el loco, así como no parecía moverse el objeto de su formidable atención. Primero habían desaparecido los demás hombres; luego se habían esfumado las demás gotas. Sólo un ser humano quedaba ya en el cosmos, desafiando el peligroso alivio de una sola gota, la única, la irrepetible, la que temblaba como una verdad entera. Muy pronto, antes de que alguien fuera capaz de extrañarse, aquel hombre y aquella gota se fundieron de tanto mirarse, de tanto ser nada en absoluto. Así, abrazados, regresó cada uno a su origen final: el loco a su mar turbulento y la gota al ojo derecho del loco.

Muchos ebrios por la ambición, el poder, la cúspide, van por el mundo arrasando con todo a su paso, exterminando el progreso, calcinando las ilusiones de los demás, muchos impiden el progreso y embebidos por el aroma y el elixir de la prepotencia menoscaban los sueños que la mayoría perseguimos para alcanzar una realidad diferente.