domingo, 27 de junio de 2010

UN CAMARADA ESTÁ DE VISITA


Dice el adagio popular:
“La visita después de tres días
huele a pescado”


El Faraón, Cesar, Rey, Reina, Duque, Duquesa, Zar, Lord, Superman, fuhrer, la loca, ¿hacen parte de tu vida diaria

Extraña interrogante. Alcanzamos a pensar que esta temática, hace referencia, sólo a la historia de la humanidad, pero no, no lo entiendan así, sencillamente quiero referirme a ese camarada que tanto daño nos hace, que nos convierte en cómplices del menosprecio, del autoritarismo, de la vanidad, del sinsentido y muchas veces del aislamiento.

¿Quién alguna vez no ha jugado al yoyo?
Comencemos a llevar la cuenta de con cuánta frecuencia usamos el pronombre “yo”.

La loca, el yoyoismo, el ego o como quieran llamarlo, es un compañero invisible que siempre permanece a nuestro lado. Se muerde el anzuelo y se cae en la trampa.

Si diéramos más de nosotros mismos y pidiéramos menos a cambio sería una forma maravillosa de domar el ego.

Los occidentales tenemos la peculiaridad y la marcada tendencia a caer en el juego de yoyo: yo soy, yo hice, yo puedo, yo quiero, yoyo..., yo el Todopoderoso.

Los mayores males de la humanidad son motivados e impulsados por ese tirano llamado EGO. Según él, cuanto más tienes, más especial eres. Cuanto más especial eres, más se confirma que eres alguien que no tiene nada que ver con todos los otros que tienen menos.

 El ego quiere hacer creer que “las cosas” son más importantes. Nos dice “Acumula tantas posesiones como puedas, y siéntete apegado a ellas. Tendrás una sensación de orgullo”.

Toda cháchara, chismorreo que entretienen a la gente son obra del ego.
Cuando nos ocupamos de las desdichas de otros demostramos que no queremos ayudarles sino sentir placer o diversión ante sus dificultades y humillaciones.

A través de la historia, al vivir lo que se ha vivido y al enterarnos de los sucesos tan macabros: guerras, hitlerianos, fascistas, terroristas, crímenes pasionales, abusos, maltratos, oprobios, monstruosidades, violaciones, podemos observar de inmediato que la necesidad de derrotar a otros tiene un solo fin: sentirse poderoso e importante.

Poder, desquiciado poder, carcoma de almas nobles e inocentes, pompas del ego, gritas enloquecido cuando otros quieren superarte; ser el número uno es más importante que nada. Poder, maldito poder, conformarte con menos es admitir que eres un perdedor.

Poder, ego, yoyo, monstruo de cien cabezas, desalmado, ruin, cruel, perverso. Todos los males que aquejan al mundo son fruto de tu ambición.
Cuando los idealistas se dejan llevar por su falso ego, intentan llevar a cabo sus ideas dizque en busca de paz, ecuanimidad, equilibrio y justicia social, valiéndose de unos medios destructivos para la propia humanidad, pero sólo se están dando a ellos mismos excusas de su miedo ante su constante ansiedad e impotencia de asumir su propia vida.

“Perdona mis actos sin sentido/ como yo perdono los actos sin sentido de aquellos/ que piensan que obran con sentido”. (Robert Frost).

Ojalá todos recortemos este poema de Walt Whitman y lo peguemos en el espejo para ver si así logramos de alguna manera jugar al “yoyo”, pero con ese objeto circular que sube y baja a través de un hilo enrollado y con el cual podemos hacer figuras maravillosas y así olvidarnos del yoyoismo que es muy dañino y nada divertido:
Dice Whitman: “Existo como soy/ con eso basta./ Si nadie más en el mundo lo sabe, permanezco sentado, contento,/ y si cada uno y todos lo saben, permanezco sentado, contento./ Un mundo lo sabe, y para mí es con mucho el más grande, y ese soy yo mismo./ Y si recibo el reconocimiento hoy o en diez mil/ o diez mil millones de años,/ puedo recibirlo ahora con alegría, o con igual alegría/ puedo esperar”.

Y entonces disfrutaremos de una vida más profunda y rica, que nos proporcionará un canto al espíritu, hoy tan desdeñado, y una refrescante sensación que nos permitirá irradiar esa recuperada lucidez para poder transmitirla para bien nuestro y el bien de todos los demás.



martes, 22 de junio de 2010

¿POR QUÉ LA PAZ ES TAN COSTOSA?

“El hombre es lobo para el hombre”

(T.Hobbes)

¿Qué la democracia cuesta mucho? ¿Qué la guerra cuesta? ¿Qué vivir en la pobreza tiene un precio muy elevado? ¿Qué la salud es un caos? ¿Qué los servicios públicos son un desastre? ¿Qué lo mínimo que necesita un ser humano es un techito? ¿Qué la contaminación ambiental, auditiva y visual están acabando con el planeta tierra? Esos son unas cuantos de los muchos interrogantes que nos llevan a pensar reflexivamente hasta dónde ha llegado el valor de la integridad física y moral del ser humano. Asuntos preponderantes como estos van de la mano de un país del que emanan gases tóxicos de corrupción, que son la negación de la equidad y justicia social a la que todos y cada uno tenemos derecho, respaldados por una Constitución Política en su famoso pilar “Estado de derecho”, ejercido por unos hombres, que al final, son como uno, pero que izan su capa de fuero o investidura y nos arrojan gases lacrimógenos para continuar cegando y segando el panorama cada vez más árido, sometiéndonos a las interminables ideas e ideales políticos en este abanico de partidos que nos ofrecen un cambio abrupto para este país que está hundido en el fango.

Nos muestran sus alas de arcángeles con propuestas ungidas con valeriana y así dar un giro de 360 grados, ya que vivimos en el infierno. De papeles, palabras hermosas y atractivas estamos saturados desde hace largos años y cuando –esperanzados- votamos “democráticamente por el cambio” nos encontramos con la cruda realidad de que el barniz que los cubría se escarcha rápidamente mostrándonos al verdadero zorro.

Esto me hace recordar el famoso cuento infantil de la Gallinita trula, que un día paseaba por el campo y le cayó una cáscara en la cabeza e inmediatamente dijo: “El cielo se va a derrumbar”. Los animales que pasaban por allí empezaron a regar la noticia rápidamente. El zorro, que se percató del asunto, se le fue acercando uno a uno y les decía: vengan conmigo a mi cueva, que allí no les pasará nada. Al llegar a la cueva hacía que se asomaran a ella y los empujaba, después entraba y se los devoraba. Sólo se salvó un animal que se pilló la agilidad del zorro para embaucar a todos.

Nosotros, que somos la mayoría, ¿de quién nos podremos salvar? ¿Para qué o por qué surgen los políticos?

He estudiado que los sofistas surgieron porque en la política democrática ateniense era indispensable aprender a hablar bien para persuadir y obtener poder. En la asamblea o el tribunal, el triunfo dependía del dominio del lenguaje. Los sofistas fueron por ello maestros de la retórica: el arte de persuadir mediante argumentos. Por la misma razón se interesaron por comprender el funcionamiento del lenguaje.

Ahora entiendo el por qué la paz es tan costosa, porque lo último que desea el hombre cuando asume roles de poder es ejercerlo a toda costa sin tener en cuenta el fin, que sería para lograr el bien común.

No me lo estoy inventando ni es verborrea, simplemente la confusión en que vivimos nos lleva a cuestionarnos a nosotros mismos, que luchamos en el día a día por una estabilidad y un no rotundo a la corrupción.

¿Qué pasaría si nadie votara?, porque a la final… ¿habrá por quién hacerlo?

En el libro de Cortázar, Historias de cronopios y de famas, hay una narración que se titula “Cuento sin moraleja”, en uno de sus apartes escribe: “Un hombre vendía gritos y palabras, y le iba bien, aunque encontraba mucha gente que discutía los precios y solicitaba descuentos. El hombre accedía casi siempre, y así pudo vender muchos gritos de vendedores callejeros, algunos suspiros que le compraban señoras rentistas, y palabras para consignas, slogans, membretes y falsas ocurrencias.

Por fin el hombre supo que había llegado la hora y pidió audiencia al tiranuelo del país, que se parecía a todos sus colegas y lo recibió rodeado de generales, secretarios y tazas de café.

-Vengo a venderle sus últimas palabras-dijo el hombre-.Son muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento, y en cambio le conviene decirlas en el duro trance para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo…”



lunes, 21 de junio de 2010

MEIMPORTAUNCULICARAJISMO”


Los dichos “A rey muerto, rey puesto” y “El muerto al hoyo y el vivo al bollo” son realidades que en su fondo parecen dolorosas, queriendo significar que nadie es indispensable en este mundo. Estudiando bien su trasfondo se puede entender que todos cumplimos nuestro ciclo y es algo inevitable en el nacer y morir. Quizás suene crudo, cruel deshumanizado, sin embargo es tan cierto como el ser, existir y morir, ya que la vida continúa y el tiempo es imparable. “Nacemos necesariamente para morir” (paradoja de J.P.Sartre).

No es a esa realidad a la que deseo referirme, es a otra más contundente, fría, insensata y demoledora.

El meimportauncarajismo, en el argot de los mayores, el meimportaunculismo, en el argot de los jóvenes, son términos, quizás nuevos y no reconocidos, por la Real Academia de la Lengua, al parecer, están enmarcados en un trabalenguas, pero deletrearlo con detenimiento significa el diario vivir de los seres humanos: meimportaunculicarajismo, el civismo, las buenas costumbres, el lenguaje, los valores, los estudios, la responsabilidad civil, el otro, el bien común. Primero yo, segundo yo y tercero yo, y vivamos felices, que el mundo se va a acabar, sin importar a cuantos puedo llevarme por delante. “El fin justifica los medios”, ¿ es propia la máxima de Maquiavelo para todos nosotros? Sí, y digo para todos nosotros, ya que el ejemplo sirve de pauta y nuestros gobernantes o los que asumen un rol de poderes, no es que sean ejemplarizantes. “La caridad empieza por casa” y nuestra casa Cartagena es un hervidero de contaminación en el manejo de su desarrollo.

El civismo (del latín civis, ciudadano y ciudad), se refiere a las pautas mínimas de comportamiento social, que nos permiten convivir en colectividad. Se basa en el respeto hacia el prójimo, el entorno natural y los objetos públicos; buena educación, urbanidad y cortesía. Se puede entender como la capacidad de saber vivir en sociedad respetando y teniendo consideración al resto de individuos, que componen la sociedad, siguiendo unas normas conductuales y de educación, que varían según la cultura del colectivo en cuestión. Aún no puedo entender por qué el Ministerio de Educación erradicó esa cátedra tan básica y elemental por llamarla de alguna manera. Ese término se ha borrado de cualquier contexto, y en vez de progreso, día a día retrocedemos, llegando hasta el punto de retomar la época de los cavernícolas.

Cuando hablamos de analfabetismo, pensamos en que esa persona no sabe leer ni escribir, y que la falta de educación lo lleva por su ignorancia, quizás a cometer unas barrabasadas…, me quedo pensando y con el debido respeto, el 80% de los seres humanos, somos analfabetas.

¿Qué se usa? La guerra del pito, basuras y escombros, gritos, infringir la ley, antivalores, el poco interés, las invasiones, la permisividad, la algarabía el retozo en los paseos peatonales, aceras, calles, taxis, mototaxis, vulgaridad, intolerancia, irrespeto, indiferencia, irascibilidad, concupiscencia. ¡Y lo demás, es lo de menos!

Sálvese quién pueda, hágalo como pueda, solucione como pueda, eso sí, jamás haga justicia por su propia mano, para eso están las leyes y nuestros representantes, que las hacen cumplir a cabalidad y en términos inmediatos.

Usted no se preocupe, ¡aquí no pasa nada!



PUNTO DE ENCUENTRO

Si deseas ponerte al día de los últimos acontecimientos familiares, de relaciones amorosas, separaciones, eternas dietas por aquello de la gordura, moda, desempleo, economía, política, democracia, cumple porque “tienes que cumplir” con la cita del pésame, cita a la que se acude en el momento del deceso o no se asistirá jamás.

Las personas a quienes tienes largo tiempo de no ver por aquello de que nunca hay tiempo, porque las ocupaciones te absorben, te aguardan allí ansiosas para sacar a la luz el embuchado que les asfixia y es en ese punto de encuentro donde todo se puede y está permitido. La sala de velación y la iglesia, amenizadas por el coro de visitantes, quienes en ráfaga a cien voces arrullan al muerto, y no conformes con eso, el sonido estridente de los celulares aumenta el desorden y el festín.

El difunto no descansa en la paz del señor sino en el bullicio de los irrespetuosos.

¿Sobre cuáles bases de ética y moral hemos sido educados? ¿O es que todos los valores están en desuso?

Una cosa muy diferente sería la voluntad del muerto, si de antemano les manifestó a sus familiares que el día de su entierro le llevaran papayera, mariachis o conjunto vallenato y que en su honor todos -en vez de llorar amargamente por él (cosa que dudaría)-, gritaran de júbilo y se tomaran unos tragos, al son de la música.

Estoy por pensar que en un país como el nuestro, en donde la vida no tiene valor, ni consideración, en donde se mata por robar un reloj plástico comprado en un agáchate, mucho menos tendrá valor un acto de solemnidad como lo es la despedida de un ser humano, quien de alguna manera cumplió con su misión en un mundo donde cada uno tiene su función y misión.

Hace dos meses estuve en una misa en donde se guardarían en la bóveda de la iglesia las cenizas de un viejo amigo, y el sacerdote, furibundo tomó el micrófono y regañó a los asistentes antes de comenzar, porque la bullaranga y el eco no le daban cabida para dar inicio a la celebración de la eucaristía. Les aseguro que sentí vergüenza, vergüenza por la falta de recogimiento y oración. ¿Acaso son niños los que ocupan el lugar? ¿Somos adultos conscientes del lugar y del motivo por el cuál estamos allí?

Hace unos días, me encontré con dos amigas y les pregunté de dónde venían, y me comentaron: del entierro de fulano. Nos salimos porque la mala educación de la gente fue tenaz. Una de ellas agrega: si mi madre muere primero que yo, será una celebración con una misa en privado, porque esta burla no la puedo soportar.

Pienso que en esos momentos de tristeza para los dolientes, lo que menos les interesa a ellos es formar parte del caos y desorden, y entre lágrimas, besos, palabras “lo siento mucho”, sólo quisieran un momento plácido de reconciliación por el descanso eterno de su ser querido.

Así lo escribió Julio Cortázar en su libro Historias de cronópios y de famas, “Conducta en los velorios: “No vamos por el anís, ni porque hay que ir. Ya se habrá sospechado: vamos porque no podemos soportar las formas más solapadas de la hipocresía…en otro aparte: y somos cinco hombres que en verdad lloran en el velorio, mientras los deudos juntan desesperadamente el aliento para igualarnos, sintiendo que cueste lo que cueste deben demostrar que el velorio es de ellos”.



sábado, 12 de junio de 2010

De filósofos, poetas y locos, todos tenemos un poco, dice el adagio popular.

¿Has delirado alguna vez?
Yo sí, de fiebre.
Debo confesarles que como me gustan los chistes, reírme y pasarla bien, a todo le saco apunte, los demás dicen “esa loca”, y yo, me río deliciosamente, porque de loca no tengo ni un céntimo, locos todos aquellos, que no se atreven jamás a manifestar sus pensamientos, deseos, ganas.
Se quedan allí, en el hueco, al borde del abismo, esperando a que alguien los empuje.

PAJAROS QUE SE ANIDAN EN LA MENTE

Basta con meter la cabeza en el río de la nada
-ojalá hasta la nuca-
y sentir como la luz del agua
inunda los pulmones
y cómo su risa redentora
nos moja de equilibrio
y de la libertad serena
de pisar otros caminos.
(Winston Morales Chavarro)

Al perder el contacto con la realidad el hombre termina modificando esa realidad, en muchas ocasiones, estos asuntos han sido los grandes dinamizadores de la humanidad.

¿Hasta dónde el poder es locura o no en la medida que el poder es intrínseco en el ser humano? Dentro del poder el deseo de dominar, ¿es realidad o desconexión con ella?

¿Es acaso dañina la locura?

Se deberá considerar dañina cuando va en detrimento de los demás, cuando su fin es “devastador” hacia los demás, pero si esta situación de demencia, alucinación, delirio, no va en menoscabo de los otros sino que por el contrario mantiene al individuo en un estado de plenitud, de algarabía, de ensimismamiento y euforia porque su realidad va acompañada de esos pájaros que se anidan en su mente para luego dejarlos emerger en bandadas mágicas, utópicas, fantásticas, metafóricas y heterogéneas, entonces esa locura es una situación de gozo que disfruta plenamente quien la padece, ya sea por enfermedad mental o por voluntad propia.

¿Y los grandes inventores?

A estos en gran parte se les atribuye el desarrollo de la humanidad que podría observarse como una locura por ejemplo cuando el hombre nómada se mete con el fuego y lo controla y se ingenia diversas situaciones para sobrevivir a la intemperie.

¿Hasta dónde la historia está soportada en grandes mentiras?

¿Podríamos llamarlas tal vez locuras universales o mentiras universales hasta el punto de preguntarnos dónde se está filosofando o dónde el hombre es supersticioso y llega a la locura?

¿Quién por ejemplo, se inventó que los reyes tenían el poder de dios y quién afirmó que eran soberanos?; ¿fue acaso un acto de locura o de suspicacia política que lo hizo sentirse iluminado? recordemos como Menes, faraón del siglo XXIX a. C., se inventa que él era enviado de los dioses y éstos le concedieron este poder para unir el alto y bajo Egipto. Según la tradición legendaria, Menes fue el primer faraón de la primera dinastía, con el que se inició la historia humana de Egipto; había sido implantado directamente por los dioses, con quienes estaba emparentado.

Desde Menes hasta la Revolución francesa “los reyes”, abusaron de su poder, hasta que a Luis XVI, (Versalles, 23 de agosto de 1754 – París, 21 de enero de 1793), rey de Francia y de Navarra entre 1774 y 1789 y rey de los franceses entre 1789 y 1792, quien ostentara el título de Duque de Berry, fue arrestado, juzgado por la Convención Nacional, declarado culpable de traición y condenado a la guillotina el 21 de enero de 1793. Su ejecución marcó el fin de la monarquía absolutista en Francia, después que su pueblo se revela por los despotismos improcedentes y por primera vez se le demuestra al mundo que los reyes no eran invencibles y les podía suceder cualquier cosa.

Hoy en día “los reyes” ocupan quizás una figura decorativa por cuestión cultural.

El hombre por naturaleza cuando se sale de los contextos es tachado de loco pero, ¿hasta qué punto? ¿De cuál locura lograremos estar hablando?



Un ejemplo de locura que extasía y que al tiempo deprime, pero sin hacerle daño a nadie sólo al ser que la padece porque de alguna manera busca y busca más allá de lo conocido, experimentado y vivido lo encontramos en Virginia Wolf quien a pesar de haber crecido rodeada de un ambiente literario y cultísimo, poseyendo su padre una excelente biblioteca a la que tuvo acceso a los dieciséis años pudo dedicarse a explorar todo lo que deseara, lo que supondría un verdadero lujo para una chica de la época victoriana y también una situación que le sería ampliamente provechosa para su futura condición de escritora. Devoraba libros y libros, lo que le ayudó en su condición de escritora.

A pesar de ese mundo de posibilidades para ella, se sentía oprimida y maniatada, queriendo tal vez escapar del entorno que ejercía opresión en su espíritu.

Si revisamos las fechas en las que se sucedieron algunos de sus colapsos nerviosos de mayor intensidad, se puede comprobar que las crisis de delirio en las que perdía casi por completo la conciencia de la realidad y del mundo exterior solían coincidir con los momentos en los que estaba terminando de escribir alguna de sus novelas.

Wolf abrió caminos antes no explorados en su manera peculiar de narrar, en la manera de vernos a nosotros mismos en nuestra parte del ser en sí y metafísico, teniendo una percepción privilegiada de la realidad, una percepción descarnada y genial de todo cuanto la rodeaba. Y podríamos decir en la actualidad que gracias a ella, ahora el mundo para muchos es diferente.

Le escribió un texto a su marido en el que deja un sello gratificante y colmado de esencia indefinible de su sentimiento como ser humano

"Querido:

Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que… Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando Tu vida por más tiempo.

No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.

V."

Encontramos en Virginia Wolf, una conciencia clara sobre sus estados depresivos, haciendo cada vez más lo que ella consideraba correcto en su beneficio, presintiendo cada vez más que la recuperación no podría hallarla por más que lo intentara y que en esas temporadas de abstracción que sólo ella pudo entender, tal vez sus miedos eran más latentes que su propia vida por lo que decide acabar con ella.



Otro de los grandes aportes en la literatura es el inolvidable Ernest Hemingway, quien en 1952 escribe El viejo y el mar y al año siguiente le otorgan el Premio Pulitzer y en el 54 el Nóbel, que no puede serle entregado personalmente debido a su estado de salud.

“Beber es cosa de hombres”, como lo era cazar y ser un mujeriego, decía, pero el alcohol enturbió su vida causándole numerosas depresiones, la última, la que le empujó al suicidio, al saberse enfermo de cáncer.

“Si no puedo existir a mi manera, entonces, la existencia es imposible”, le dijo en cierta ocasión a su esposa Mary Welsh, y evidentemente fue fiel a este pensamiento.

Cada cual tiene su manera de percibir el mundo, lo que significó para Hemingway dar fin a su existencia, ya que su enfermedad terminal no le permitía vivir a su antojo.



En uno de los apartes de “El manuscrito de un loco”, Charles Dickens nos muestra lo siguiente: …“Me acuerdo del tiempo en el que tenía miedo de estar loco; cuando solía despertarme sobresaltado, caía de rodillas y rezaba para que se me perdonara la maldición de mi raza; cuando huía precipitadamente ante la vista de la alegría o la felicidad, para ocultarme en algún lugar solitario y pasar fatigosas horas observando el progreso de la fiebre que consumiría mi cerebro. Sabía que la locura estaba mezclada con mi misma sangre y con la médula de mis huesos. Que había pasado una generación sin que apareciera la pestilencia y que era yo el primero en quien reviviría. Sabía que tenía que ser así: que así había sido siempre, y así sería; y cuando me acobardaba en cualquier rincón oscuro de una habitación atestada, y veía a los hombres susurrar, señalarme y volver los ojos hacia mí, sabía que estaban hablando entre ellos del loco predestinado; y yo huía para embrutecerme en la soledad…

Y en otro párrafo continúa

…Finalmente llegó la locura y me maravillé de que alguna vez hubiera podido tenerle miedo. Ahora podía entrar en el mundo y reír y gritar con los mejores de entre ellos. Yo sabía que estaba loco, pero ellos ni siquiera lo sospechaban. ¡Solía palmearme a mí mismo de placer al pensar en lo bien que les estaba engañando después de todo lo que me habían señalado y de cómo me habían mirado de soslayo, cuando yo no estaba loco y sólo tenía miedo de que pudiera enloquecer algún día! Y cómo solía reírme de puro placer, cuando estaba a solas, pensando lo bien que guardaba mi secreto y lo rápidamente que mis amables amigos se habrían apartado de mí de haber conocido la verdad. Habría gritado de éxtasis cuando cenaba a solas con algún estruendoso buen amigo pensando en lo pálido que se pondría, y lo rápido que escaparía, al saber que el querido amigo que se sentaba cerca de él, afilando un cuchillo brillante y reluciente, era un loco con toda la capacidad, y la mitad de la voluntad, de hundirlo en su corazón. ¡Ay, era una vida alegre!

Ciertamente, estos personajes de la historia, gozaron en parte de su locura, porque sin molestar a nadie rompieron los parámetros existentes, todos aquellos inclusive en los que hemos sido adoctrinados y encausados y de una u otra manera actuaron de acuerdo con su pensamiento, loco o no, actuaron en lo correcto de acuerdo a su convicción.

Dice una canción que, la locura del amor, se cura con amor, el amor es como un niño que quiere calor…

Si amar, reír, llorar, patalear, rabiar, son estados de locuras, entonces, este mundo está cundido de locos y yo, soy una de ellas.

Muchos se hacen los locos, los desentendidos para cometer sus fechorías, otros loquean de manera espontánea, le sacan jugo a la vida y le maman gallo.

Y definitivamente los que padecen de alguna enfermedad mental, eso si, es caso aparte, ante esa realidad debemos respeto.

Luisito Rey cantaba… “Frente a una copa de vino, yo me río de mí, me da una pena tan grande, que me tenga que reír…

Esta risa no es de loco y no es por disimular, tengo lágrimas en mis ojos, es de risa y nada más…”







viernes, 11 de junio de 2010

PILAS AMIGO…¿Qué te hace feliz? TENER O SER…TENER…SER… ¿Quieres comprarle o robarle a la vida cinco centavitos de felicidad?
Me gusta pensar en voz alta, y cuando digo en voz alta, me estoy refiriendo a que puedo escribir ese pensamiento. Le doy color, le doy forma, figura y aunque lo puedo expandir, algunos le dan pronta sepultura.
Entiendo, y lo sé que entre gustos y sabores, amores y dolores, no discuten los señores.
Yo pienso, hablo, escribo, divago, echo el cuento, opino y ahí voy.

Erick Fromm, humanista por excelencia y psicoanalista, en medio de la incertidumbre que le produce el consumismo, en una sociedad enajenada por la tecnología y la modernidad, adicionando la globalización, se interroga y nos propone diferenciar lo que significa “tener y ser”, tomando al hombre sin diferenciar su sexo como homo sapiens y, el que, en su aspecto antropológico, enmarca su desarrollo a través de la antropología física, cultural, filosófica y sociológica.

Fromm, en su libro ¿Tener o ser?, buscó respuestas en las fuentes espirituales de su religión judía, más adelante en los planteamientos de Marx, en el psicoanálisis y las filosofías orientales y tras una ardua y larga búsqueda intelectual, que fuera productiva para la humanidad, logró encontrar su propia voz.

Preocupado por el ser humano, lo observa en el contexto de una sociedad ahogada por el consumismo, de la que el hombre debe recuperarse para hallarse a si mismo.

La gran promesa, su fracaso y nuevas opciones, las presengta, como el fin de la ilusión, que hace referencia, a la promesa, de dominar la naturaleza de abundancia material, de la mayor felicidad para el mayor número de personas, y de la libertad personal sin amenazas.

En una sociedad como la nuestra suena más a utopía que a realidad, ya que el progreso industrial y tecnológico se disparó de tal forma, que sustituyó la energía animal y la humana por la energía mecánica y después por la nuclear, y que sustituye la mente humana por la computadora, todo eso, nos hizo creer, que nos encontrábamos a punto, de lograr, una producción ilimitada y, por consiguiente, un consumo ilimitado y peor aún, que la ciencia nos haría Omnipotentes.

Aristóteles, por ejemplo, identificó la felicidad con la virtud, con la sabiduría, con la prosperidad.

Pero… ¿qué es la felicidad? ¿Cómo se puede alcanzar? ¿Qué dificultades se le pueden presentar al hombre para ser feliz?

Con el cristianismo la noción de felicidad adquirió un nuevo significado. Los cristianos consideran que la felicidad consiste en el conocimiento de Dios, en el cumplimiento de la voluntad del creador que se hace vida en el amor, en la vivencia de la fe, la esperanza y la caridad, virtudes que permitían al hombre, alcanzar la salvación, máxima aspiración y estado de felicidad.

Para los filósofos modernos, a diferencia de los pensadores griegos y de la doctrina cristiana, no asumieron la acción de la felicidad como un bien en sí mismo. Para alcanzar la felicidad consideraron que era necesario conocer el bien que la produce, bien que puede ser entendido de diferentes maneras. Para algunos es el goce, el disfrute de los placeres del hombre y del mundo; otros consideran que se trata del disfrute de un modo de ser; también puede entenderse que se trata como una aspiración para alcanzar un bien material o como el premio al cumplimiento de una virtud o de una acción moral.

Entonces lo grandioso de la Gran Promesa, los maravillosos logros materiales e intelectuales de la época industrial, deben concebirse claramente, para poder comprender el trauma que produce hoy día considerar el fracaso.

De lo anterior podemos recalcar que la satisfacción de los deseos ilimitados no produce bienestar, no es el camino de la felicidad ni aún el placer máximo.

Afirmaba Schopenhauer “Si bien la vida es una búsqueda siempre insatisfecha a la que no se puede renunciar, los seres humanos también están sometidos a otra fuente de desdicha: el aburrimiento”.

Lo que significaba en su pensamiento, que el hombre una vez cumplido o satisfecho su deseo, quería encontrar otra cosa nueva que le proporcionara bienestar y en ese lapso se conjugaba el pesimismo.

Ciertamente en la actualidad, la sociedad de consumo, nos mueve, nos absorbe, nos sacrifica, nos condena y nos lleva al paredón. Estamos atados a lo material, y en el afán de conseguirlo todo, vivimos condenados a la insatisfacción. En ocasiones llegamos a la desesperación, apareciendo, cada vez más, una desigualdad extrema, polarizada, en donde los ricos son pocos y los pobres son muchos.

Nos estamos acabando y no tomamos conciencia de ello.

El hombre se está autodestruyendo.

La maquinaria burocrática, la más cruel y castigadora, manipula con su poder económico a los integrantes del mismo gobierno presionando, a los medios de comunicación, de tal manera, que adquieren el control sobre las masas.

Cabe cuestionarnos nuevamente la interrogante ¿tener o ser?

Ambición, avaricia, egoísmos, son contradictorios a los ambientes de progreso y paz.

Surge entonces un planteamiento importante: La necesidad económica de un cambio humano.

El hombre definitivamente tiene que cambiar en su aspecto psicológico, entendiendo por psicología, no sólo el estudio del alma, sino el comportamiento del hombre, dentro de un contexto social, lo cual va ligado y de la mano de la sociología.

En este siglo, nuestro sistema socioeconómico abrumado por la pugna de potencias mundiales, utilizan su poder económico para volver a la gran mayoría, consumistas, victimas del sistema imperante.

En el contexto de la problemática, por las decisiones, en torno a la vida le corresponde al hombre hacer una reflexión sobre la vida futura.

Si lo que proporciona la felicidad es “el tener”, entonces llegará el día en que esta sociedad de consumo, izará la bandera y la ética pasará a segundo plano. De hecho, es una realidad.

La irrupción y desarrollo de la ciencia y la tecnología en la vida humana plantea nuevos cuestionamientos, que se hace necesario abordar desde la ética, con el fin de iluminar y clarificar su práctica y su utilización más adecuada.

Realidades como la clonación de animales y de seres humanos, el avance de la tecnología, el desplazamiento del hombre, corroboran este fenómeno. La descongelación de los polos y la destrucción de la capa de ozono, son apenas algunas de las consecuencias que estamos padeciendo en carne propia.

¿Estás de acuerdo?

















lunes, 7 de junio de 2010

REGISTROS EN LA CAJA NEGRA




¿Quién no está en facebook, no es nadie, no existe?

Por ser un tema de actualidad, de avance tecnológico, de eficacia, rapidez y de moda, en mi clase de filosofía y partiendo de la base de que “la filosofía es una actividad humana, que necesita de preguntas significativas, utilizando herramientas (preguntar, reflexionar, analizar, argumentar), para llegar a la lógica”, se me ocurrió poner de tarea, a los estudiantes de 10, 11 y 12, que hicieran un ensayo sobre esta temática, ¿fascinante, aberrante, absorbente, enloquecedora, práctica? ¡Qué se yo!

En principio todos se quedaron un poco extrañados, como viendo un chispero o a un avispero alborotado, cuando ha sido molestado, por unos cuantos chicos curiosos que, comienzan a zarandearlo con un palo.

Lo que sucede, como suele ocurrir, es que los estudiantes, sin dejar que la profesora o la miss, les explique, empiezan a divagar, loquear, refunfuñar, gruñir, porque no tienen claras las bases o los puntos a desarrollar.

¡Esa bendita manía de no dejar hablar a los mayores!, es la que nos tiene fritos.

Yo les repito constantemente la frase célebre: “Aprende más quién escucha que quien habla”, pero eso a ellos se les olvida.

Las condiciones del ensayo fueron:

Un título llamativo o impactante. Tipo: Argumentativo. Máximo 4 hojas, tamaño carta, a 1 ½ interlineado, letra arial, tamaño 12, con las citas respectivas al pie de página, bibliografía, etc.

El enfoque era todo lo relacionado con la comunicación: ¿Qué es la comunicación? ¿Cuándo estoy al chat, me comunico? ¿Qué pasará con nuestro lenguaje con todos esos códigos que utilizan los muchachos de hoy a nivel mundial? ¿Qué hará al respecto la Real Academia de la Lengua? ¿Qué quiero mostrar en facebook? ¿Mi figura y rostro en photoshop? ¿Acaso a mis amigos les estoy públicamente mostrando mi vida privada y se las oculto a mis padres? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del facebook?

No se alcanzan a imaginar los trabajos que recibí, para mí, fue una experiencia enriquecedora. La mayoría argumentó de manera clara, con habilidades impresionantes. Títulos como, “Facebook, cara o sello”, “Pescando con redes sociales”, “la razón de las palabras”, me llevaron a tener más claridad sobre el pensamiento de lo que significa “Facebook”, en realidad.

Con los resultados me doy por bien servida, valió la pena moverles la cabecita y los pensamientos.

En eso consiste la filosofía o ¿no?

Quiero compartir este ensayo de Alexandra Covo Juan, estudiante de grado 11 CBC, para que todos analicemos sus puntos de vista y su argumentación.

ESCLAVOS
Érase una vez, en la mismísima ciudad en la que vivimos, un hombre que, a sabiendas de que no iba a conseguir nada a cambio, se rompía la espalda cargando peñones gigantes desde la playa hasta el centro de la ciudad. Su espalda suplicaba descanso; su cuerpo, semidesnudo, imploraba sombra; su mente, ni aquí ni allá, auguraba su libertad; su memoria, esforzándose de manera fatigante, intentaba recordar en qué momento exactamente él se había convertido en un esclavo. Estas épocas, para fortuna de la humanidad, han terminado. Ya nadie esclaviza a nadie, ni nadie da órdenes a otros sin que éstos sepan que van a ser retribuidos. El tipo de libertad por la que millones de esclavos murieron no puede ser arrebatada de ningún ser humano hoy en día. Somos, según lo que se dice, libres. Sin embargo, ¿Será que el ser humano se ha deshecho al 100% de la esclavitud?

Caminamos por las calles y vemos a cientos de personas escribiendo por el Blackberry; llegamos a casa, y lo primero que hacemos es entrar a Facebook; nuestros temas de conversación van muchas veces ligados a lo que publicó alguien en Facebook, Myspace o a lo que le dijo el amigo de un amigo a mi amigo por Messenger; si no funciona el Blackberry, muchas veces ni salimos, pues se nos hace difícil conseguir algo que hacer. Al parecer cada día necesitamos más de estos medios de comunicación para subsistir. ¿Será que el ser humano, después de tanta libertad, necesitó de algo que lo privara un poco de ella?

Nosotros mismos nos hemos esclavizado a través de una cantidad de cosas que, como humanos, no necesitamos para vivir bien. Sin embargo, al poner dichas cosas en nuestra vida diaria, se fueron convirtiendo en una necesidad, en una adicción, en una esclavitud. Somos esclavos tanto del mundo virtual que nos brinda Facebook como del famoso Blackberry Messenger. Nos encanta hundirnos en esta vida irreal que vemos a través de una pantalla y que hasta su propio lenguaje ha adquirido.

Nos hemos dejado llevar, poco a poco, por tecnologías que fueron creadas para beneficiarnos. Es extremadamente cómodo poder hablar por el Blackberry con personas que se encuentran lejos, o hacer el plan del fin de semana de manera rápida y concisa utilizando Messenger. Es delicioso poder utilizar el e-mail de manera sana o distraernos viendo fotos y uniéndonos a grupos en Facebook. Es muy placentero. Pero al ser las cosas llevadas a un extremo, lo que solía ser una distracción pasa a ser algo insano.

Nos hemos metido en el mundo virtual, y estamos empezando a creer que éste es el verdadero mundo. Nos encanta la cara que mostramos en Facebook, o la manera ‘cool’ en la que nos comunicamos a través de éste, acortando palabras e hiriendo nuestro lenguaje. Ya el ‘qué’ en el mundo virtual no existe, ha sido reemplazado por una simple ‘q’. Muchas palabras como ‘bien’ han sido acortadas para evitar demorarnos al escribir. Lastimosamente, por querer facilitarnos algo, estamos dificultándonos otras cosas. Actualmente es arduo para muchos estudiantes escribir con buena ortografía. Esto se debe a que gran parte de lo que escriben es por Messenger, Blackberry o Facebook. Tal vez jamás se olvide la forma original de escribir, pero después de probar con una técnica más fácil, la original pasa a ser aburrida y lenta.

¿Qué ha hecho que acojamos dichas tecnologías de tal forma que nos hemos convertido en esclavos de ellas? ¿Será que estas tecnologías nos brindan seguridad? ¿Qué tiene que ver Facebook y Blackberry con nuestra autoestima? Desafortunadamente hemos llegado tan lejos, que hemos permitido que dichos medios manipulen nuestra autoestima. El ser humano ha acogido este tipo de tecnologías para llenar vacíos que antes no existían. Sin el Blackberry o sin entrar a Facebook o a Messenger en un día, muchos nos sentimos desnudos, como si algo nos faltase, y esto hace nacer en nosotros una inseguridad. “El ordenador nació para resolver problemas que antes no existían.” Lo único que puede quitarnos la inseguridad es volver a tener nuestro Blackberry en las manos, así sea que se esté descargando y no nos vaya a servir para mucho. Facebook y Blackberry, para la gran mayoría, son como sustancias adictivas.

¿Quién diría, al verlo, que ese hombre

duerme mal en la noche y quisiera dormirse

como la tierra reseca tras jornadas de lluvia?

Nadie, entre aquellos que van y los que vienen,

percibe que ese hombre es adicto.

Adicto a imaginarte en su vigilia.

Adicto a tu voz y tus silencios.

Adicto a tu cercanía y tu distancia.

Adicto al cuerpo que acercas o rehúyes.

Adicto a tu dulzor y tu amargura.

Adicto a tu boca y tu saliva.

Adicto a tu sabor, adicto a tu aroma.

Adicto a ti y a ser adicto.

Y a querer que su adicción no tenga cura.

Es una paradoja, lo que pasa con respecto a Facebook y al Blackberry. Nadie quiere ser esclavo de un ordenador o un celular; nadie quiere ser adicto a la tecnología. Aún así, lo que demostramos con nuestra actitud es que somos adictos a ser esclavos de éstas tecnologías. Superficialmente no sufrimos con éste tipo de esclavitud, lo que nos hace adictos a ella. Nos gusta ser esclavos, pues es la única forma en la que físicamente podemos aguantar tanto tiempo frente a un aparato electrónico. Somos adictos a la esclavitud. Somos adictos. Somos esclavos después de tanto tiempo.

Y pronto veremos cómo un hombre, de pulgares gigantes y muñecas extremadamente livianas escribe a la velocidad de la luz en un ordenador último modelo; un ordenador que viene encendido desde que su usuario se levanta hasta que se duerme; un usuario con sobrepeso debido a la falta de actividad física, que se pasa publicando fotos, comentando en ellas y chateando al mismo tiempo; un hombre que sólo despega su mirada del ordenador para ver quién le ha escrito por su Blackberry; un ser humano mudo, solitario y frío, esclavo del único mundo real para él: el mundo virtual.


BIBLIOGRAFÍA:

Gates, Bill. 2008. Artículo en Línea: Citas sobre tecnología.

http://www.gran-angular.net/101-citas-sobre-informatica-frases-tecnologia/2008/04/10/

Mansilla, Juan Ramón.2006. Articulo en línea: http://www.poemasde.net/adicto-juan-ramon-mansilla/
























martes, 1 de junio de 2010

DEMOCRACIA DOMINGUERA

DEMOCRACIA DOMINGUERA
Jurado de votación, mesa 003, Centro Comercial Bocagrandre, primer piso, domingo 30 de Mayo de 2.010, a la espera de los resultados de la primera vuelta, para elegir a dos candidatos posibles para ejercer el cargo de Presidente de Colombia, ahí estaba yo, lista a las siete de la mañana, pidiendo a Dios para que todo se diera en total calma en nuestro país.

El sol con su boca abierta, rugía desde las cinco y treinta de la mañana, como un león obstinado, marcando su territorio, las olas del mar golpeaban fuertemente las rocas del malecón, la ola verde anunciaba un cambio de clima, las voces de muchos colombianos esparcían el polen de los girasoles con el firme deseo de que el olor de la brisa tuviera fragancia floral…

El hastío, desazón, la falta de confianza, el olor a carne de cerdo sin refrigeración después de una semana, la inseguridad, la desmesura, la indiferencia, las injusticias sociales, se discutían acaloradamente y las gentes, abogando por el uno o por el otro, eso sí, democráticamente. Mucho respeto pude ver en los ciudadanos.

¡Democracia! ¡Esa es la democracia! ¡Viva la democracia!

Les confieso que mi preocupación más grande era ¿en dónde iba a hacer “pis” cuándo las ganas se presentaran? ¿Habría baños? Mi amigo Diego Garcés, se reía el día anterior porque de manera seria se lo pregunté.

La democracia y servirle al país no tiene nada que ver con las necesidades fisiológicas y yo sentí calor, hambre, ganas de hacer pis, de bostezar, de hacer la siesta, de comerme un delicioso helado de chocolate, no creo que eso me convierta en apátrida, quejetas o indiferente, todo lo contrario, los jurados deberíamos ser tratados como lo merece cualquier ciudadano en nuestra Colombia: ambientes agradables, confortables, sanos, adecuados para el mejor funcionamiento del ser humano. Pero bueno, Colombia está llena de cheveridad y folclor, aquí las vainas funcionan así, o lo tomas o lo dejas, porque dejar de asistir a la citación emitida por la Registraduría Nacional, te traería grandes sanciones.

Listos los formularios, tarjetones, urna y documentación necesarios para empezar a ejercer el oficio de jurado de votación, nos reunimos los seis elegidos en la mesa. Gente agradable, que asumieron el papel de manera seria.

Abrimos el listado, la numeración de las cédulas comenzaban con la cantidad de 7.001.432, a lo que, inmediatamente, dijo uno de los jurados: -son sólo hombres los que vendrán a votar a esta mesa y además vicarios-. Jocosamente le contesté: -ojalá no se presenten algunas mujeres-, mi intervención fue con doble sentido.

A las ocho en punto, una vez iniciada la jornada al público, estaba el primer caballero, con cédula en mano, vestido de lino blanco, calzando zapatos de color blanco, oliendo a la tradicional colonia Roger Gallet, listo para depositar su tarjetón en la urna.

En Cartagena, estos chicos de 70 años en adelante suelen vestirse de manera impecable: son todos unos galanes como el fallecido Clark Gable, cuando protagonizó “Lo que el viento se llevó”. ¡Divinos!, inspiran respeto, ternura, sabiduría. Los señores de antes no pierden sus costumbres de pulcritud.

En repetidas ocasiones me tocó sugerirles que por favor se acercaran al cubículo a marcar su tarjetón ya que el voto era privado. -Por lo mismo- me contestaron algunos, esta es la democracia y yo voy a votar por Santos, así que puedo hacerlo aquí en la mesa. Finalmente convencidos muchos con su bastón acompañante accedían de manera respetuosa y marcaron su tarjetón en el cubículo. Otros decían votaré por Vargas Lleras, muchos por Mockus y otros por Petro.

Más tarde, mi preocupación del día anterior. Me estaba haciendo “pis”, “chichí”, mejor dicho me estaba orinando. Alguien me indicó que justo en frente en la pared dónde había dos hojas tamaño carta pegadas a la pared decía: Baños: Mujeres y hombres. Era un baño comunitario, para ambos sexos. Entré porque me estaba reventando, mi vejiga había hecho lo humanamente posible por aguantar. ¡Sorpresa!, baños con pisos cerveceros o lo que es lo mismo chorreados de meado hasta lo máximo. Bueno, a lo hecho, pecho y sin derecho a chistar. Cuando salí del water, me encuentro una cola para lo mismo, un señor se acerca a los letreros a leer y le dije: -¿cree que están regalando algo?- me miró rayado como dicen los pelados de hoy, no le gustó la broma, seguramente estaba que se explotaba.

Volví a la mesa y justo en ese momento llegan a votar dos señores que tenían ademanes y voz de señoras, seguidamente le dije a mí compañero de mesa: -¿viste? No sólo son hombres los que vienen a votar a esta mesa, nos sonreímos. Ante una jornada dispendiosa, tenía el derecho y el deber de romper el hielo, aunque fuese con chistes pendejos.

Los emparedados que tenía en mi mochila parecían recién salidos del horno, el queso se había derretido envolviendo las tajadas de pan, así sería la temperatura ambiental. ¡Qué calor tan irrespetuoso!

Terminé saliendo en el primer turno de tres jurados para el descanso de una hora. Los emparedados en mi mochila muertos de la risa y yo en Mac Donals, con mis amigas y compañeras de trabajo, Hilda, Sofía y Merce, ellas su Big hamburger y yo, con una ensalada gourmet, porque el pan blanco se me devuelve. La ensalada un fiasco, pero para no lamentarme porque aun el camino era largo, me devoré un Sundae de caramelo o lo que es lo mismo, un helado de vainilla de máquina, chorreado con mucho caramelo. ¡Ummmm!, me supo a democracia.

Retorné a la mesa a seguir estampando mi firma en la parte de atrás del tarjetón.

Los testigos del profesor Mockus, asignados por la Registraduría, permanecían ahí, al pie del cañón, vigilantes como la guardia inglesa. Los agentes de policía muy juiciosos con su uniforme y su bolillo, como los soldaditos de plomo y, nosotros, los jurados de la mesa 003, culminamos a las cuatro en punto, cuando fuimos alertados por un pito de que la jornada había terminado.

Todos Los jurados de las mesas, empezaron a aplaudir, la verdad es que no entiendo por qué lo hicieron, quizás para liberar tensiones o dolores lumbares.

A mí me dolía desde el axis hasta el coxis y las piernas me chirriaban. Para la próxima que es en Junio, estaré pendiente de llevar tres en uno para lubricar mis articulaciones, una mica o bacinilla de peltre colgada al hombro, el paraguas de Tola y Maruja, un cojín para amortiguar mis gluteos y un abanico de manos para lograr un mejor confort.

No les cuento los resultados de mi mesa porque son privados. Lo que sí les puedo contar es que fue una jornada agotadora.

Libertad y orden. Viva la decromacia o decromáticamente hablando como decía aquel protagonista en una novela.